Tánger, la puerta del Mediterráneo

Después de desayunar en el hotel de Chefchaouen, nos vino a buscar a la hora pactada nuestro taxista de confianza para volver a Tánger. Tras otras dos horas de viaje de vuelta, nos dejó en el parking de la vieja medina y acordamos con él que también nos vendría a buscar a las siete de la tarde para llevarnos al aeropuerto. Después fuimos al hotel Dar Laghrib, en el que nos alojamos dos días antes, para dejar las maletas y poder explorar la ciudad con más comodidad durante el resto de la jornada.

Situada en la entrada del Estrecho de Gibraltar, pero todavía en aguas del Atlántico, Tánger es uno de los principales puertos de Marruecos y desprende aroma a mar en todos sus rincones. En primer lugar fuimos a visitar la kasbah, que está en la parte alta de la medina y ofrece fabulosas vistas del océano. Aunque no es una kasbah tan pintoresca como la de Rabat, su mirador es excelente porque se divisa, incluso, la costa española en el horizonte.

Tras disfrutar de las vistas, recorrimos las calles de la medina, sin duda el lugar más cautivador de Tánger. Dentro de la medina se encuentra la Gran Mezquita, que fue construida sobre la base de una antigua iglesia portuguesa y tiene un esbelto minarete. Junto a la mezquita también hay un mirador con buenas vistas del puerto. La Gran Mezquita está en la Rue Siaghine, que es una de las principales calles que atraviesan la medina y siempre está repleta de gente. En esta calle se puede ver el campanario de la iglesia de la Inmaculada Concepción, construida por los españoles a finales del siglo XIX.

Las murallas de la vieja medina de Tánger.


Entrando a la medina.


Las calles cercanas a la kasbah son en cuesta y lucen fachadas blancas.


Puerta de entrada a la kasbah.


Vistas del puerto de Tánger desde la kasbah.


Y aquí las playas de Tánger y las aguas del Estrecho de Gibraltar.


Panorámica de Tánger desde la ciudad vieja.


Medina de Tánger.


Puerta de estilo árabe.


El minarete de la Gran Mezquita.


Pero si hay un lugar imprescindible dentro de la medina, ese es el Mercado Central, un bullicioso mercado de abastos con puestos de todo tipo y vendedores gritando a los cuatro vientos para vender su género. La zona de las carnicerías puede ser un poco impactante para los niños porque tienen colgadas cabezas de corderos, conejos destripados, pollos desplumados, vísceras y todo lo que os podáis imaginar. Más agradables para los sentidos son las tiendas de especias o hierbas aromáticas, que endulzan el ambiente. Tampoco hay que perderse la zona de las pescaderías, donde los vendedores son aún más ruidosos y divertidos. Al ser Tánger un puerto marítimo, el pescado tiene muy buen aspecto y se puede encontrar prácticamente todo tipo de género y también buen marisco.

El Mercado Central está muy cerca de una de las plazas más emblemáticas de Tánger, la plaza 9 de abril, lugar donde se hallaba el antiguo zoco de la ciudad. Es una plaza inclinada con palmeras, muy pintoresca y con algunos edificios históricos, como el Cinema Rif, que data de la época del protectorado internacional, cuando Tánger gozó de un estatus especial como puerto franco bajo administración de las potencias europeas. También se encuentra la puerta Bab El Fahs, de arco árabe y uno de los principales accesos a la medina.

Por el laberinto de callejuelas de la medina también puede ser divertido intentar encontrar la tumba de Ibn Battuta, el Marco Polo musulmán, famoso explorador benimerí nacido en Tánger y que da nombre al aeropuerto de la ciudad. La tumba es discreta y está dentro de una pequeña casita que normalmente está cerrada, pero se encuentra en lo más profundo de la medina, entre callejuelas muy estrechas y es todo un reto llegar hasta allí.

Perdiéndonos por lo más profundo de la medina de Tánger.


Tienda de baratijas.


Venta de legumbres y especias.


Vendiendo dátiles porque estamos en pleno Ramadán.


El campanario de la iglesia de la Inmaculada Concepción, construida por los españoles.


Rue Siaghine, la principal calle comercial de la medina.


Mercado Central de Tánger.


Carnicería en el Mercado Central.


Carnes y vísceras colgando en el Mercado Central.


Pescadería.


Tienda de encurtidos.


Volvemos a las callejuelas de la medina.


La tumba de Ibn Battuta.


Puerta de Bab El Fahs.


Plaza 9 de abril.


Mezquita Sidi Bouabid, en la plaza 9 de abril.


El viejo cine Rif.


Fuera de la medina, las calles de la ciudad nueva de Tánger, conocida como Ville Nouvelle, lucen vetustas fachadas coloniales que dan fe del esplendor que vivió a finales del siglo XIX y principios del XX. La mayoría están desvencijadas y su aspecto es muy decadente, aunque hay rincones que conservan el aura de la época colonial, como el café París, situado frente al consulado francés; o el Gran Teatro Cervantes, que fue el más importante del norte de África y estaba siendo rehabilitado cuando fuimos nosotros.

Otro lugar emblemático de Tánger es el Hotel Continental, situado sobre las murallas de la medina. Es un edificio histórico del siglo XIX, que ha alojado siempre a los personajes más ilustres que han visitado la ciudad. Las mejores fotos del hotel y de las murallas de Tánger se obtienen desde la gran explanada que hay junto al aparcamiento de la vieja medina.. Desde aquí también se puede ver la moderna Mezquita del Puerto, con un enorme minarete y situada al final del bulevar Mohamed VI, que es el paseo marítimo de la ciudad. Siguiendo este paseo en sentido contrario se llega hasta las playas de Tánger y el puerto deportivo, una zona muy moderna, con nuevos edificios de apartamentos, un gran centro comercial y cadenas de restauración occidentales. El contraste con la zona de la medina es evidente.

Para comer en Tánger podemos recomendar el restaurante Kebdani, un pequeño establecimiento que sirve platos típicos marroquís. Lo hay más baratos, pero merece la pena porque todo está muy rico. Está situado en la medina, muy cerca del hotel Continental. Para tomar un té a la menta o una cerveza os podemos recomendar las terrazas de la agradable plaza de España, una zona ajardinada donde los niños pueden correr tranquilamente. El bar Terminus sirve cerveza en esta plaza, aunque a precio de oro.

Después de todo el día recorriendo la ciudad, recogimos las maletas del hotel y fuimos al parking de la vieja medina a esperar a nuestro taxista, que nos llevó al aeropuerto por 150 dirhams (15 euros).

Murallas de la medina.


Calle en la Ville Nouvelle de Tánger.


El Teatro Cervantes, en obras de rehabilitación.


Mezquita del Puerto.


Hotel Continental.


Panorámica de Tánger, con la plaza de España en primer plano.


Terrazas de la plaza de España.


2 comentarios:

  1. Anónimo31/5/25

    Un viaje para repetir con una compañía entrañable y divertida!!!🤣
    Qué bien lo hemos pasado! 😊
    Gracias por narrarlo!!!!😀

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  2. Anónimo31/5/25

    Sin duda el mercado central es un punto imprescindible en Tánger.
    Conserva su esencia y autenticidad.

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