Billund, la ciudad de Lego y de los niños
Billund es un pequeño y anodino pueblo situado al sur de la península de Jutlandia, que seguramente pasaría desapercibido en cualquier mapa turístico si no fuera por un pequeño detalle: Aquí se encuentran la sede y la fábrica más importante de Lego. Y ser la cuna de los famosos bloques de construcción ha convertido a Billund en el principal destino turístico de Dinamarca después de Copenhague, pues con sus escasos 6.000 habitantes cuenta con el segundo aeropuerto del país y recibe cada año a más de un millón de turistas, la gran mayoría familias con niños.
Aquí todo gira en torno a Lego y a las atracciones que la multinacional de los juguetes ha construido en el pueblo, especialmente el parque de atracciones Legoland y la Lego House, dos razones más que suficientes para hacer un viaje a Billund si tenéis niños. Además, el pueblo cuenta con el mayor parque acuático de Escandinavia, Lalandia, y con el WOW Park, un enorme parque de multiaventura, así que haciendo un 'pack completo' se podrían pasar perfectamente cinco días en Billund, dedicando 1-2 a Legoland, 1 a la Lego House, 1 para Lalandia y 1 para el WOW Park. Billund se conoce como la ciudad de los niños y realmente lo es porque no faltan atracciones para los más peques.
Más allá de estos parques para los niños, el pueblo de Billund no tiene demasiado interés. La Lego House se erige en pleno centro como lugar más emblemático y el resto del pueblo es una mezcla de casitas bajas con jardín privado y modernos edificios de apartamentos de tres o cuatro alturas. No busquéis un centro histórico antiguo como tal porque no lo hay: en Billund todo parece de nueva construcción. La zona más interesante está alrededor de la Lego House, donde hay agradables terracitas para tomar algo junto al riachuelo que atraviesa la localidad. También se puede dar un tranquilo paseo siguiendo la Playline, una línea de 3,8 km de longitud dibujada sobre el suelo y que rodea un parque conocido como Sculpture Park, en el que se pueden ver curiosas esculturas en un entorno relajado. La Playlane llega desde el centro de Billund hasta Legoland.
Para comer, hay algunos restaurantes alrededor de la Lego House y se pueden comprar pizzas para llevar, pero el pueblo también cuenta con varios supermercados bien surtidos, así que no hay problema para comprar provisiones si estáis alojados en algún apartamento o casa con cocina.
LEGOLAND
El parque de atracciones de Legoland Billund fue el primero que Lego inauguró en el mundo, en el año 1968. En la actualidad hay una decena de ellos repartidos por casi todos los continentes, pero el de Billund sigue siendo el original. Es un parque fantástico para los niños más pequeños porque todas las atracciones están enfocadas al público infantil. No esperéis grandes montañas rusas porque, aunque hay dos o tres más intensas, la gran mayoría son suaves para que pueda disfrutarlas toda la familia, incluidos los más pequeños. Quizás los niños más mayores o adolescentes necesiten más adrenalina, pero es un parque ideal para niños de hasta 12 años. Si miden más de 1,20 m, podrán montar sin problemas en todas las atracciones del parque.
Legoland Billund se divide en diez pequeñas áreas temáticas, con diferentes ambientaciones, desde un pueblo del oeste a un castillo medieval o el mundo de los piratas, todo perfectamente decorado con figuras y temática de Lego. Aunque diez zonas pueden parecer muchas, son pequeñas y a nosotros nos dio tiempo a visitar todo el parque en un día, pero porque fuimos en el mes de mayo y las colas no eran muy grandes. Si vais en plena temporada alta de verano, quizás sean necesarios dos días porque los tiempos de espera en cada atracción son mayores. Una de las cosas buenas que tiene este parque es que en las colas hay bloques de Lego para que los niños puedan jugar con ellos y no se aburran esperando. Vale la pena descargarse en el móvil la aplicación de Legoland Billund, donde se puede ver un mapa del parque con los tiempos de espera en cada atracción.
A nosotros las atracciones que más nos gustaron fueron las montañas rusas: Polar X-plorer, Flying Eagle, X-treme Racers y The Dragon, esta última la más suave y muy bien ambientada con figuras de Lego. Además, son muy divertidas las de la zona de Ninjago: una es de disparar, al estilo el Spiderman de Disneyland, y otra consiste en atravesar unos lásers sin tocarlos. A los niños también les gustó mucho The Temple (disparas a dianas de luz), la Mansión Encantada y, por supuesto, todas las acuáticas, que funcionan aunque estés en Dinamarca a 8 grados. Afortunadamente, nosotros pillamos un tiempo de fábula y hacía bastante calor, pero si hace fresco tampoco hay que preocuparse porque al lado de las atracciones acuáticas hay secadores de cuerpo entero.
Miniland es otra de las cosas que más disfrutaron los niños, aunque no sea una atracción mecánica. Es una espectacular ciudad en miniatura construida con piezas de Lego, que recrea con una precisión increíble lugares reales de Dinamarca, como el canal Nyhavn de Copenhague, y también otras partes del mundo, como Holanda o Escocia. Además, es una ciudad animada porque los trenes, coches, barcos, aviones, molinos de viento, etc... se mueven de verdad. Los niños alucinaron y quisieron pasar aquí bastante rato observando todos los detalles y persiguiendo a los trenes.
También hay varias zonas para construir con bloques de Lego, aunque para eso es mejor la Lego House, así que si también pensáis visitarla, podéis aprovechar el tiempo en Legoland para otras atracciones. En la Lego House tendréis tiempo de sobra para construir con Legos.
Para comer en el parque hay muchos restaurantes y puestos de fast-food, pero también está permitido llevarte tu propia comida y además hay áreas de pícnic especialmente habilitadas para ello.
Si llegáis en coche, hay varios aparcamientos de pago cerca de Legoland que no son muy caros (70 coronas/9,5 euros el día completo). Los parkings están numerados (1, 2, 3 y 4) en función de su cercanía al parque, siendo el primero el más cercano a la entrada. Al aparcar el coche no hay que coger ningún ticket y se paga en máquinas automáticas al salir, cuando suelen formarse bastantes colas, al menos para salir del parking 1, que es donde lo dejamos nosotros.
LEGO HOUSE
La Lego House es la otra gran atracción de Billund. Está situada en medio del pueblo y solo su arquitectura exterior ya es espectacular porque simula una construcción gigante con piezas de Lego. Se puede trepar por sus diferentes terrazas exteriores gratuitamente y en la entrada hay unas piezas enormes de Lego que son ya un icono de Billund y a las que los niños no podrán resistirse a subir. Por supuesto, merece muchísimo la pena pagar la entrada y pasar todo el día jugando en sus diferentes áreas de juego, divertidísimas tanto para los niños como para los adultos.
Está dividida en cuatro zonas (Roja, Azul, Verde y Amarilla) y en cada una se pueden hacer diferentes actividades: construir tu propio vehículo de Lego y hacer carreras en un circuito junto a otros participantes, crear un pez que luego nadará en una pecera virtual, generar un personaje para que baile en una pantalla o, incluso, hacer una película con fichas de Lego. Todas las creaciones se pueden dejar en diferentes estanterías y se pueden inmortalizar con cámaras que hay en las diferentes salas de la Lego House. Vale la pena hacerse fotos en todas las cámaras que veáis porque luego las podréis descargar gratis y tendréis un buen recuerdo de vuestra visita.
Al entrar en la Lego House os pondrán una pulsera inteligente, con la que podréis activar las cámaras de fotos y todas las actividades que se pueden hacer en la Lego House.
Está permitido llevar comida de fuera a la Lego House, que cuenta con varias terrazas interiores en las que se puede hacer pícnic, pero vale mucho la pena comer en su restaurante MiniChef. Aunque no es barato (unos 30 euros el menú adulto y 20 euros el infantil), es una experiencia divertidísima para los peques y podríamos decir que es una atracción más de la Lego House. Cada comensal se construye su propio menú con piezas de Lego, que se introducen en una pantalla, y la comida llega en grandes bloques de Lego que circulan por un pequeño circuito automático, hasta que dos robots los empujan para que los puedas coger y llevártelos a tu mesa. Incluso hay piezas de Lego para jugar mientras esperas a que lleguen tus platos. Es importante reservar con antelación a través de la web de la Lego House porque suele estar bastante lleno.
Para aparcar el coche hay un parking junto a la Lego House en el que las dos primeras horas son gratis y el resto es de pago, pero también tenéis la opción de aparcar en otro parking gratuito, señalado como Lego House Remote Parking, que a pesar de su remoto nombre solo está a 15 minutos andando de la Casa Lego.
ENTRADAS: Las entradas para Legoland y la Lego House se pueden comprar en sus respectivas webs. Hay una entrada combinada que sale algo más económica y permite visitar ambos lugares en dos días distintos dentro del plazo de una semana. Si te alojas en un hotel de Legoland también te hacen descuento en la entrada, aunque en Billund hay muchas opciones de alojamiento más económicas que los hoteles de Legoland. Nosotros nos alojamos en la Billund Farm Holiday, que está a unos 3 kilómetros del centro y es una muy buena opción siempre que tengáis coche. Con vehículo propio se llega en un momento a Legoland y al centro de Billund, y en el establecimiento hay zona de juegos y animales para que se diviertan los niños.
Desde luego, es un lugar fantástico para ir de vacaciones con los niños
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