Visita al Oráculo de Delfos

Al llegar a Grecia dormimos dos noches en Atenas antes de iniciar nuestro roadtrip en coche de alquiler por la Grecia continental y las islas Jónicas. Aprovechamos esos dos días para volver a visitar algunos lugares mágicos de la capital griega, una ciudad que nos encanta y que ya habíamos visitado varias veces, pero sobre la que no hemos escrito ningún post nuevo porque ya tenemos uno en el blog que podéis leer en el siguiente enlace: Atenas.

Al tercer día fuimos a recoger el coche de alquiler y pusimos rumbo al santuario de Delfos, que se encuentra a unas dos horas de Atenas. La mayor parte del trayecto es por autopista, aunque el último tramo hay que hacerlo por una carretera con bastantes curvas que serpentea por las montañas. El santuario se encuentra en un paraje natural muy bonito, en las faldas del monte Parnaso, donde vivían las ninfas y musas de la mitología griega.

Aquí se hallaba en la antigüedad el famoso Oráculo de Delfos, un importante centro de peregrinación al que acudían gentes de todos los rincones de Grecia para conocer su futuro. Las pitonisas de Delfos se encargaban de camelar a los recién llegados a cambio de prebendas para mantener vivo su próspero negocio.

En la actualidad hay que pagar 12 euros para entrar al recinto arqueológico y si llegáis en coche hay que aparcar en el arcén de la carretera, donde veáis un hueco, porque la caravana de coches aparcados es larga, sobre todo en verano.

La parte principal del santuario de Delfos es donde se encuentra el templo de Apolo, sede del oráculo. Es un templo de columnas dóricas que data del siglo IV ac y donde se cree que las pitonisas predecían el futuro. También se pueden ver las ruinas de un teatro, un estadio o el templo de los atenienses, entre otras ruinas. Esta parte del recinto se encuentra en la falda de la montaña y hay que ir subiendo desde abajo hasta llegar al estadio, que se encuentra en lo alto de todo al final del recorrido. Después hay que desandar el recorrido hacia abajo para salir por el mismo sitio.

La otra parte del recinto arqueológico es el templo de Atenea y es totalmente gratis, así que si solo visitáis este templo no tenéis que pagar ni un euro, aunque por supuesto vale la pena visitar todo el recinto. No obstante, hay que decir que el templo de Atenea es, quizás, la imagen más famosa del santuario de Delfos. Se trata de un templo circular (tholos) rodeado de una veintena de columnas dóricas, de las que tres permanecen en pie. También data del siglo IV ac. y suele ser la imagen de todos los catálogos turísticos que hablan de Delfos. Este templo se encuentra medio kilómetro más abajo del recinto principal, así que vale la pena coger el coche y aparcar un poco más cerca para ahorrarse el paseo por la estrecha carretera.

Además del recinto arqueológico, la entrada a Delfos también permite visitar el museo, uno de los más importantes de Grecia y donde se pueden ver obras tan famosas como el Auriga de Delfos, una escultura de bronce de finales del periodo arcaico. El museo está al lado del recinto principal de las ruinas de Delfos y se puede ir caminando sin necesidad de mover el coche.

El santuario de Delfos.


Templo de Apolo.


Columnas del templo de Apolo.


El estadio del santuario de Delfos.


Teatro de Delfos.


El graderío del teatro.


Templo de Atenea, la imagen más característica de Delfos.


Columnas del templo de Atenea.


Coches aparcados en la carretera junto a las ruinas de Delfos.


Las montañas que rodean Delfos.


La carretera de curvas que lleva a Delfos.


No hay comentarios