Las ruinas de la antigua Olimpia

Desde Lefkada pusimos rumbo a la península del Peloponeso para visitar las ruinas de la antigua Olimpia, lugar de nacimiento de los Juegos Olímpicos. Fue el trayecto más largo de todo el viaje porque se tardan 4 horas en llegar. Por el camino cruzamos el gran puente de Río-Antirio, inaugurado en 2004 y que con sus casi 3 kilómetros de largo comunica el norte de Grecia con el Peloponeso a través del golfo de Corinto. Está situado junto a la ciudad de Patras, la tercera mayor urbe de Grecia, y tiene un peaje de 13 euros.

Llegamos a Olimpia después de comer y visitamos el complejo arqueológico a última hora de la tarde, que es el mejor momento para recorrer ruinas porque el sol ya no pica tanto y hay mucha menos gente. Las ruinas de Olimpia son quizás las más conocidas de Grecia fuera de Atenas porque aquí se disputaron los primeros Juegos Olímpicos de la historia, en el año 776 ac. Durante siglos, Olimpia celebró más o menos cada cuatro años este importante evento deportivo y cultural al que llegaban atletas desde todos los rincones de Grecia.

Cuando se celebraban los Juegos Olímpicos se declaraba una tregua olímpica entre las diferentes polis griegas que prohibía la guerra para facilitar la llegada de los atletas a Olimpia, un cese de las hostilidades que da fe de la importancia que tenía este evento en la antigua Grecia. En los Juegos llegaron a participar grandes personalidades, entre ellas el mismísimo Alejandro Magno. Los Juegos Olímpicos de la Antigüedad se celebraron hasta el año 393 de nuestra era, cuando el emperador romano Teodosio los prohibió por su carácter pagano.

Actualmente, en el yacimiento de Olimpia se pueden ver lugares emblemáticos como los restos del antiguo gimnasio, donde entrenaban los atletas; o la la palestra, donde preparaban las competiciones de lucha.

Otro lugar destacado es el Estadio, que en la antigüedad tenía capacidad para más de 40.000 personas y que albergaba carreras entre otras competiciones. Fue el primer estadio olímpico de la historia y en los Juegos Olímpicos de Atenas de 2004, volvió a estar en activo porque aquí se celebraron algunas pruebas, como la de lanzamiento de peso.

El Templo de Hera es otro punto clave en el yacimiento porque es uno de los mejor conservados. Además, es el lugar donde actualmente se realiza cada cuatro años la ceremonia de encendido de la llama olímpica que posteriormente recorre el mundo hasta la ciudad sede de los Juegos Olímpicos. Junto a este templo se puede ver el Filipeion, un templo circular de columnas jónicas construido por Filipo II de Macedonia, padre de Alejandro Magno.

La entrada al recinto arqueológico de Olimpia cuesta 12 euros y también da acceso a dos museos. El más importante es el Museo Arqueológico, que cuenta entre sus principales obras con los frontones del templo de Zeus en Olimpia y la estatua de Hermes con Dioniso, esculpida en mármol por Praxíteles. El otro museo que se puede visitar con la entrada es el Museo de los Juegos Olímpicos, mucho más pequeño y enfocado a este evento histórico.

El complejo arqueológico y los dos museos están a las afueras del pueblo de Olimpia y se puede llegar dando un corto paseo. El pueblo moderno no tiene ningún encanto especial, más allá de su calle principal que alberga las tiendas de souvenirs y está decorada con banderas de países de todo el mundo que han participado en los Juegos Olímpicos. Lo que sí tiene son muchas opciones de alojamiento barato y bastante oferta de bares y restaurantes a buen precio.

Carretera en el Peloponeso.


Calle principal del pueblo de Olimpia.


Pueblo de Olimpia.


Entrada al complejo arqueológico de Olimpia.


Ruinas de la antigua Olimpia.


Templo de Hera.


El estadio Olímpico original.


Ruinas de Olimpia.


Ruinas de Olimpia.


Museo Arqueológico de Olimpia.


Interior del Museo Arqueológico de Olimpia.


Hermes con Dionisio.


Museo de la historia de los Juegos Olímpicos.


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