Qué ver en Cracovia, la antigua capital del reino de Polonia
Cracovia es la capital de la región de Malopolska, que significa Pequeña Polonia, y es la segunda ciudad más grande del país después de Varsovia, con un área metropolitana que ronda los 2 millones de habitantes. Desde la época medieval, cuando llegó a ser capital del reino de Polonia, ha sido un importante centro cultural y económico. Aquí se fundó una de las universidades más antiguas de Centroeuropa y, a pesar de estar a 500 kilómetros del Báltico, Cracovia formó parte de la Liga Hanseática, siendo el comercio entre el norte y el sur de Europa una de sus fuentes de riqueza.
Su pasado reciente es algo más turbulento porque en esta ciudad se instaló el puesto de mando del ejército nazi en Polonia tras la invasión del país en la II Guerra Mundial y Cracovia quedó tristemente asociada para siempre al holocausto, ya que aquí murieron miles de judíos en el gueto levantado al sur del río Vístula, así como en el cercano campo de concentración de Auschwitz. Pero a pesar de esa oscura página de su pasado, Cracovia también tuvo la suerte de esquivar los bombardeos de la II Guerra Mundial y conservó más o menos indemne su centro histórico, que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad.
En Cracovia hay muchas cosas para ver y es recomendable pasar al menos dos días para visitar los principales lugares de interés. La Plaza del Mercado, la mayor plaza medieval de Europa, es el corazón de la ciudad y un lugar realmente impresionante, flanqueado por coloridas fachadas de palacios y otros edificios históricos. En el centro de la plaza se levanta la Lonja de Paños, un enorme edificio renacentista en el que antiguamente se vendía seda y otros productos procedentes de Oriente. No obstante, el edificio más emblemático y símbolo de Cracovia es la basílica de Santa María, de estilo gótico y con sus dos características torres de diferente altura presidiendo la fachada principal.
El otro lugar más representativo de Cracovia es el Castillo de Wawel, construido en el siglo XIV por el rey de Polonia Casimiro III El Grande. Se levanta sobre la colina de Wawel, junto al Vístula, y ha sido históricamente el hogar de los reyes polacos. El complejo consta de varios edificios, como el Palacio Real o la Catedral de Wawel. Se pueden comprar entradas separadas para visitar diferentes estancias reales o una entrada conjunta que permite visitar todo el complejo, incluida la Cueva del Dragón, una gruta bajo los cimientos del castillo en la que, según cuenta la leyenda, vivía un dragón que atemorizaba al pueblo de Cracovia hasta que un zapatero lo envenenó con azufre.
Al salir de la gruta se puede ver una estatua del dragón, que cada cierto tiempo escupe fuego por la boca y vuelve locos a los niños. Desde la colina de Wawel se obtienen buenas vistas del río Vístula (Wisla, en polaco), cuyas riberas ajardinadas son agradables para pasear.
El castillo de Wawel está comunicado con la plaza del Mercado a través de la calle Grodzka, que formaba parte de la antigua vía real por donde pasaban los reyes de Polonia en su camino hacia la colina de Wawel. También formaba parte de la vía real la calle Floriańska, o calle de San Florián, que hoy día es el principal eje comercial del centro histórico. Esta calle comunica la Plaza del Mercado con la Puerta de San Florián, uno de los principales accesos a Cracovia en la época medieval.
La puerta de San Florián está protegida por la Barbacana, una sólida fortaleza militar de estructura circular construida en el siglo XV para defender la ciudad. La puerta de San Florián y la Barbacana formaban parte de la estructura defensiva de Cracovia, junto a la muralla medieval, de la que todavía se conservan amplios tramos rodeando el centro histórico y que todavía se pueden contemplar paseando por el Parque Planty, un anillo verde que rodea toda la ciudad vieja siguiendo el recorrido de la antigua muralla.
Saliendo del centro, hay que visitar el barrio judío de Kazimierz. Se encuentra al sur de la ciudad vieja, pero se puede ir perfectamente caminando. Este barrio congregó a la amplia comunidad judía de Cracovia hasta que en la Segunda Guerra Mundial fue expulsada por los nazis hacia el gueto de Cracovia, que se encuentra al otro lado del Vístula. Todavía se levantan aquí siete sinagogas, además de un cementerio judío y el Museo Judío Galicia, que nada tiene que ver con el pulpo a feira, sino con la región histórica de Galicia, un área geográfica que antiguamente englobaba esta zona del sur de Polonia y parte del oeste de Ucrania.
Además de todo lo relacionado con la cultura judía, Kazimierz es actualmente un barrio de moda, repleto de restaurantes modernillos, bares y cafés, con una animada vida nocturna. También hay mercadillos con puestos de comida y de ropa. Un lugar destacado es la Plaza Nueva (Plac Nowy), que alberga uno de estos mercadillos y un edificio circular en el centro donde venden las típicas zapiekankas, una especie de pizzas hechas sobre una baguette, con ingredientes de todo tipo. Son baratas y están ricas. También se puede echar un vistazo al Museo de Ingeniería de Cracovia, que además de sus interesantes colecciones albergaun animado restaurante con terraza.
Desde Kazimierz solo hay que cruzar el puente Powstaicow Slaskich para atravesar el río Vístula y llegar al barrio de Podgorze, donde se levantó el antiguo gueto de Cracovia. Poco queda de aquella oscura página de la historia de la ciudad, pero destaca la plaza de los Héroes del Gueto, donde se levanta un curioso memorial en recuerdo de las víctimas, formado por sillas vacías ocupando toda la plaza. El lugar elegido para levantar este monumento no es casual, pues en esta plaza situada a la entrada del gueto es donde los nazis seleccionaban a los judíos aptos para trabajar y los separaban de los no aptos, que eran enviados a los campos de exterminio.
No muy lejos de esta plaza se encuentra la antigua fábrica de Schindler, en la que se basa la película de Spielberg, La lista de Schindler. En la actualidad es un museo que alberga una interesante exposición sobre Cracovia bajo la ocupación nazi.
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