Liubliana, la capital de Eslovenia

Después de unos días por las montañas de Eslovenia fuimos a la Liubliana, la capital del país. Es una ciudad pequeña, con un magnífico centro histórico peatonal que se extiende a ambas riberas del río Liublianija. En el centro de la ciudad se alza una colina de casi 400 metros sobre la que se levanta el castillo de Liubliana, sin duda un punto de referencia para orientarse porque es visible desde cualquier rincón.

Al castillo se puede subir a pie o en un funicular que se coge en un callejón del centro histórico. Desde lo alto de esta fortaleza del siglo XVI se obtienen fabulosas vistas de Liubliana. Dentro del castillo se pueden visitar varias estancias y también suele haber exposiciones, además de un museo de marionetas. Hay diferentes tipos de entradas y alguna combinada que incluye varias visitas además del funicular.

De vuelta a la ciudad vieja, vale la pena recorrer las calles peatonales que discurren paralelas al río, donde se concentran los principales puntos de interés y los edificios más notables, como el Ayuntamiento, que tiene un precioso patio gótico en su interior. La catedral de San Nicolás, de estilo barroco, o el Mercado Central son otros edificios destacados.

Numerosos puentes históricos cruzan el río Liublianija, siendo el más famoso el conocido como puente Triple, construido frente a la plaza Preseren, una de las más concurridas de la ciudad y presidida por la iglesia de la Anunciación. Otros puentes famosos son el puente del Dragón, flanqueado por estatuas de dragones, y el puente de los Zapateros. Todo el centro histórico está repleto siempre muy animado, repleto de bares y restaurantes con terrazas, ideales para comer o tomar algo.

El río Liublianija.


Centro histórico de Liubliana.


Plaza del Ayuntamiento.


Dragón del puente de los Dragones.


Otra vista del río Liublianija.


Bonitas fachadas frente al río.


Las riberas del río son un lugar muy agradable para pasear.


Puente triple, con la iglesia de la Anunciación al fondo.


Terrazas junto al río.


El castillo de Liubliana, sobre una colina.


Una de las calles que suben hacia el castillo.


Murallas del Castillo de Liubliana.


Panorámica de Liubliana desde el castillo.


Muy cerca de la ciudad vieja se extiende la plaza de la República, el lugar donde se declaró la independencia de Eslovenia en 1991. Durante la época de la antigua Yugoslovia se llamaba plaza de la Revolución y aquí se encuentra el Parlamento de Eslovenia, un ejemplo de la arquiterctura comunista que se construyó en los años 50 bajo la presidencia del mariscal Tito.

No obstante, los edificios más llamativos de esta plaza son las dos oscuras torres TR2 y TR3, puro brutalismo socialista. Se levantaron en los años 70 y aquí estuvo la sede del Ljubljanska Banka, un banco público de la era yugoslava. En la actualidad, está ocupado por el Nova Ljubljanska Banka, heredero del anterior pero en versión capitalista.

En la plaza de la República también se pueden ver esculturas de la época yugoslava, como el monumento a la Revolución o el monumento a Edvard Kardelj

Entre los museos de la ciudad destacamos el Museo Nacional de Eslovenia, situado en un majestuoso edifico del siglo XIX y que cuenta con una importante colección de piezas arqueológicas. Y sobre todo el Museo de Historia Contemporánea, que narra la historia eslovena del siglo XX, incluyendo por supuesto la época de la antigua Yugoslavia. Los dos museos están en los alrededores del parque Tivoli, el más grande de Liubliana.

Rascacielos TR2 y TR3, en la plaza de la República.


Monumento a la Revolución.


El parlamento de Eslovenia, a la izquierda.

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