Cuevas de Postojna y Skocjan, en las profundidades de Eslovenia

Visitamos las cuevas de Postojna y de Skocjan el mismo día partiendo desde Liubliana, donde habíamos dormido la última noche. Desde la capital eslovena hay unos 50 kilómetros hasta la cueva de Postojna y desde allí unos 30 kilómetros hasta la de Skocjan, así que se pueden ver las dos el mismo día perfectamente. No obstante, hay que programar un poco la jornada porque las visitas son guiadas y en horarios establecidos. Y más aún si entre una cueva y otra quieres visitar el castillo de Predjama, que se encuentra cerca de la primera y que también merece mucho la pena. Las entradas se pueden comprar por internet para evitar colas y son, por cierto, bastante caras. La combinada para la cueva de Postojna y el castillo de Predjama cuesta 40,30 euros para los adultos y 24,20 para los niños. Y el precio de la de Skocjan es de 24 euros para los adultos y 12 para los niños. Para poder visitar las dos cuevas le mismo día hay que coger una entrada a primera hora de la mañana y la segunda a última hora de la tarde. Nosotros compramos la de Postojna para las 9.00 h, y la de Skocjan a las 15.00 h en uno de los últimos tours del día, para así tener tiempo de comer y ver el castilo entre medias.

La cueva de Postojna es seguramente la más divertida para los más pequeños porque parte del recorrido lo haces en un trenecito que se adentra en las profundidades de la gruta. Hay que llevar ropa de abrigo porque la temperatura es baja dentro de la cueva incluso en verano, pues suele rondar los 10 grados todo el año. Cuando más frío hace es cuando vas montado en el tren porque va bastante rápido y con el viento hace fresco, pero con un pantalón largo y una sudadera es suficiente. También hay que llevar calzado cerrado con calcetines: vimos a algún despistado en pantalón corto, camiseta y chanclas con cara de estar pasando bastante frío.

Durante el viaje en tren puedes disfrutar de algunas de las espectaculares formaciones rocosas que se pueden ver en el interior de la cueva, con centenares de estalagtitas y estalagmitas que las filtraciones de agua han ido esculpiendo a lo largo de miles y miles de años. Después de un recorrido de unos 3 kilómetros, el tren te deja dentro de la cueva y el tour continúa a pie con un guía que te va explicando en inglés la historia y curiosidades de la cueva. Se trata de una de las más profundas del mundo, con 24 kilómetros de galerías, de las que solo una pequeña parte están abiertas al público.

Esta cueva tiene también la peculiaridad de estar habitada por el Proteus anguinus, una rara salamandra que solo se puede encontrar en algunas cuevas de los Balcanes y que tiene la piel prácticamente transparente debido a que nunca le da la luz del sol. Al final del recorrido se pueden ver algunos ejemplares de este curioso animal.

Entrada a la cueva de Postojna.


El trenecito para entrar en la cueva.


Cueva de Postojna.


Estalagtitas y estalagmitas.


Más figuras imposibles dentro de la cueva.


Caminando por el interior de la cueva.


Cientos de estalagtitas cuelgan del techo de roca.


Desde la cueva de Postojna fuimos al castillo de Predjama, que se encuentra a solo 10 kilómetros. Al contrario que las cuevas, aquí las visitas son libres y no tienes que ir a un horario concreto. En la entrada reparten audioguías gratis en un montón de idiomas, también en español, que te explican toda la historia del castillo. Se trata de una fortaleza construida en el siglo XIII en una cueva de roca en lo alto de un risco, desde donde domina todo el valle. Ese emplazamiento excepcional hizo de este lugar un enclave inexpugnable frente a los enemigos.

Su habitante más célebre según las crónicas locales fue Erazem Lueger, o Erasmo de Lueg, un caballero que resistió más de un año el asedio de las tropas del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Federico III. Lo consiguió gracias a una red de túneles y grutas que se encuentran en la cueva que hay dentro del castillo y que permitían a sus moradores comunicarse con el exterior para traer provisiones saltándose así el sitio de las tropas enemigas. Según la leyenda, fue la traición de un sirviente la que ayudó a las tropas imperiales a acabar con la vida de Erazem. Este sirviente se vendió a las tropas enemigas y acordó con ellas colocar una vela en una ventana cuando Erazem fuera a las letrinas del castillo, que era el lugar más vulnerable del emplazamiento. Así, cuando los sitiadores vieron la vela dispararon con un cañón contra las letrinas y acabaron la vida del héroe local.

El castillo de Predjama, construido en una pared de roca.


Detalle del castillo.


Otro ángulo del castillo de Predjama.


Dentro del castillo hay figurantes caracterizados.


La última visita del día fue la cueva de Skocjan, que es parecida a la de Postojna, pero aún más espectacular. No en vano, está catalogada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y la primera no. De hecho, en esta cueva las fotografías están prohibidas en el interior, mientras que en Postojna sí se podrían hacer sin usar el flash. Aquí tampoco hay trenecito y todo el recorrido se hace a pie con un guía. Además de ver montones de formaciones rocosas imposibles, estalagtitas y estalagmitas, esta cueva se caracteriza por tener un río subterráneo en su interior que le da un encanto especial. De hecho, el lugar más espectacular es un puente que cruza el río a 45 metros de altura y que parece sacado de una película de Indiana Jones.

Cuando las lluvias son intensas, el caudal del río subterráneo aumenta rápidamente y las partes más profundas de la cueva quedan completamente inundadas. De hecho, dependiendo de las lluvias se verá más o menos cuadal y se pueden ver incluso cascadas subterráneas. Para visitar la cueva de Skocjan también hay que llevar ropa de abrigo, aunque aquí no hace tanto frío como en Postojna. La temperatura suele rondar los 12-13 grados, o incluso más en algunos puntos.

Al terminar la visita guiada se pueden elegir dos rutas para regresar al centro de visitantes, una larga y una corta. La primera recorre una profunda garganta creada por el río Reka a través de un sendero pegado a las paredes de piedra que ofrece fabulosas vistas del valle. La ruta corta solo recorre un pequeño trozo de este cañón de roca.

La cueva de Skocjan fue nuestra última visita en Eslovenia porque al terminar nos fuimos directamente desde allí hasta los Lagos de Plitvice, en Croacia, donde dormimos esa noche. Desde Skocjan a los lagos se tardan unas 3 horas, quizás un poco más dependiendo de la cola que encuentres al cruzar la frontera. Aunque Croacia pertenece a la Unión Europea desde 2013, en 2022 todavía no forma parte del Espacio Schengen y hay que enseñar el pasaporte en la frontera. Está previsto que se incorpore al club Schengen en 2024.

Cueva de Skocjan (foto: park-skocjanske-jame.si).


El espectacular puente Cerkvenik, en el interior de la cueva (foto: slovenia.info/).


Salida de la cueva de Skocjan.


Un sendero pegado a la pared de roca recorre el cañón del río Reka antes de adentrarse en la cueva.


El cañón exterior es espectacular.

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