Granada es la ciudad colonial mejor conservada de Nicaragua y una de las más bonitas de Centroamérica. Fue fundada a principios del siglo XVI junto al lago Nicaragua, al que podían acceder los galeones españoles desde el océano Atlántico a través del río San Juan. La importancia estratégica y comercial de Granada pronto salpicó sus calles de iglesias, conventos y mansiones de acaudalados criollos. Al contrario que en Managua, donde apenas quedan edificios históricos, aquí la mayoría de construcciones sí ha resistido el paso de los siglos hasta nuestros días.
El Parque Central es el corazón de Granada, como en casi todas las ciudades centroamericanas, aunque aquí también le llaman Parque Colón. Es la clásica plaza arbolada de forma rectangular, que marcaba el corazón de las ciudades del Nuevo Mundo. Está rodeado por imponentes fachadas señoriales con bonitos porches en sus cuatro costados. Destaca también la vistosa catedral, aunque solo data de principios de siglo XX, ya que el antiguo templo fue destruido.
En el Parque Central nace la calle La Calzada, la vía más famosa de Granada, que llega hasta el lago Nicaragua. Está repleta de bares y restaurantes, que por las noches montan sus terrazas al aire libre, cuando la calle se corta al tráfico para inundarse de lugareños y turistas. Nada como saborear una Toña de litro, la cerveza nacional, por 50 córdobas (2 dólares), en una de estas terrazas viendo los improvisados espectáculos que montan músicos y artistas callejeros.








Pero además de los bares y su agradable ambiente nocturno, en Granada hay mucho que visitar. Lo mejor es, sin duda, perderse caminando por sus coloridas calles en las que todavía se respira el ambiente colonial de antaño. Un lugar destacado es la Iglesia de La Merced, la más bonita de Granada, que luce una extraordinaria fachada barroca del siglo XVIII. Se puede subir al campanario desde donde se obtienen magníficas panorámicas de la ciudad (entrada: 25 córdobas = 1 dólar).
El convento de San Francisco, uno de los más antiguos de América, también merece una visita. Destaca su claustro interior y alberga un pequeño museo en el que se exponen piezas precolombinas (entrada: 50 córdobas). Más lejos del centro, se puede llegar dando un agradable paseo hasta la fortaleza de La Pólvora, un antiguo fuerte militar de paredes blancas construido por los españoles en el siglo XVIII.
Tampoco hay que perderse el Mercado Municipal, colorido y caótico como todas las congestionadas calles de los alrededores.























Otro paseo recomendable es recorrer la calle La Calzada hasta el lago Nicaragua pasando por la Iglesia de Guadalupe, un antiguo fuerte reconvertido en iglesia, que luce una de las fachadas más bellas de la ciudad. Al llegar al lago se divisa un pequeño espigón y caminando hacia la derecha empieza una especie de paseo marítimo con palmeras, que se adentra en un parque y llega hasta las playas de la ciudad. El lago no está demasiado limpio en los alrededores de Granada, así que las playas no son muy tentadoras. No es mala idea llegar hasta aquí en bicicleta porque la distancia es larga y el calor aprieta durante el día.
El parque termina en un embarcadero desde donde parten las excursiones en barca hacia las Isletas, un archipiélago en el lago Nicaragua formado por diminutos islotes. Nosotros contratamos la excursión con una agencia de Granada y nos costó 18 dólares por persona. Todas son parecidas y los precios similares. Duran unas tres horas y suelen visitar el Castillo de San Pablo, una fortaleza española de 1.784, que se construyó en uno de esos islotes para proteger Granada de los ataques piratas procedentes del lago. También hacen una parada en otro islote minúsculo habitado por cuatro o cinco monos, que alguien soltó allí como si fueran náufragos.
Durante la excursión por las Isletas se puede observar infinidad de aves y también algunas mansiones de millonarios, que compraron un islote para construirse su chalet con embarcadero donde poder aparcar el yate. La opulencia de estas mansiones contrasta con algunas barcas de humildes pescadores, que se ganan la vida como pueden echando sus maltrechas redes en el lago.















Granada requiere una visita de al menos tres noches para poder disfrutar de la ciudad y hacer alguna excursión por los alrededores. Nosotros nos alojamos en el hotel Estancia Mar Dulce, muy bien situado en plena calle La Calzada, aunque apartado del estruendo de bares y restaurantes. La habitación doble con aire acondicionado y baño privado nos costó 40 dólares. Está incluido el desayuno y tiene una diminuta piscina, perfecta para hacer más llevadero el intenso calor de Granada. Las habitaciones no son para tirar cohetes y el desayuno es un café con tostadas, a cambio goza de una excelente ubicación y tiene piscina.
La oferta de hoteles en Granada es interminable, la más amplia de Nicaragua, con opciones para todos los gustos y bolsillos.

3 comentarios:
Qué ciudad tan preciosa! Me recuerda a otras ciudades coloniales como Antigua en Guatemala aunque Granada tiene aun más color.
Me está fascinando Nicaragua!
Un abrazo
Sí, Granada nos encantó. Fue la ciudad más bonita que vimos en este viaje con diferencia. Además de su arquitectura colonial tiene un montón de restaurantes y terrazas para tomar una Toña fresca! Un abrazo.
Granada linda
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