A la mañana siguiente cogimos temprano el tren de alta velocidad Bolonia-Florencia que te planta en la capital del renacimiento en sólo 45 minutos. Cuesta 24 euros y casi todo el trayecto se realiza bajo túneles que atraviesan los Apeninos, totalmente nevados en esta época del año.
Florencia, capital de la Toscana, es una de las tres ciudades más bonitas y turísticas de Italia, junto a Venecia y Roma. Su pasado medieval todavía se aprecia en las callejuelas de su casco antiguo y su esplendor renacentista se mantiene vivo hoy día. Basta mencionar los nombres de Miguel Ángel, Leonardo, Brunelleschi, Botticeli y un interminable etcétera para entender cómo Florencia llegó a ser la capital mundial del arte durante los siglos XV y XVI.
Todos estos artistas del renacimiento dejaron su huella en Florencia, especialmente Miguel Ángel, que regaló a la ciudad su David, una de las obras cumbre en la historia de la escultura. Se puede ver en la Galería de la Academia (6,5 euros).
Pero la mayor colección de arte renacentista se guarda en la Galería de los Uffizi, un palacio del siglo XVI diseñado por Vasari(6,5 euros). En su interior se pueden contemplar obras de casi todos los artistas del Renacimiento y del Barroco. Desde los ventanales que dan al río Arno se obtienen preciosas vistas de la ciudad.
Fue la poderosa familia de los Medicis, que gobernó Florencia durante el Renacimiento, la que atrajo a la mayoría de artistas financiando y coleccionando buena parte de sus obras. Su imponente palacio todavía se levanta en pleno centro histórico de la ciudad, aunque más espectacular es el Palacio Pitti, al otro lado del Arno, que también fue comprado por los Medicis en el siglo XVI.
Tras comprar el Palacio Pitti, Cosme de Medicis mandó construir a Vasari un pasillo que comunicará su nuevo palacio con el Palacio Vecchio, sede del gobierno en la Plaza de la Signoria, para no tener que pisar la calle. Es el famoso Corredor Vasariano, de casi un kilómetro de longitud, que discurre por encima de las calles, cruzando el río por encima del Puente Vecchio y atravesando la Galería Uffizi.
El Palacio Vecchio y la Plaza de la Signoria son uno de los grandes iconos de Florencia. Esta plaza fue el centro de la vida política de la ciudad y estaba adornada con esculturas de todos los grandes artistas, como el David de Miguel Ángel. Hoy se pueden ver copias de esas estatuas, cuyos originales se han protegido en museos.
Pero si hay una imagen que identifica a Florencia esa es la de su espectacular catedral de Santa María dei Fiore, comúnmente conocida como el Duomo, coronada por la inmensa cúpula de Brunelleschi. Tiene más de 100 metros de altura y fue una obra de ingeniería inédita para el siglo XV. Merece la pena pagar los 8 euros para contemplar las mejores panorámicas de Florencia. La catedral se completa con los adyacentes Campanario de Giotto (6 euros) y Baptisterio de San Juan (4 euros).
Otra imagen inconfundible de Florencia es el Puente Vecchio, que cruza las aguas del Arno desde la época de los romanos. Evidentemente ha sufrido decenas de transformaciones y reconstrucciones hasta ofrecernos su pintoresco aspecto actual. El interior del puente está lleno de joyerías, que en el siglo XVI y por orden de Vasari sustituyeron a las antiguas y malolientes carnicerías.
Otros atractivos de Florencia son la Basílica de la Santa Croce, que guarda las tumbas de personajes como Dante o Galileo; la iglesia de Santa María Novella o la plaza de la Annunziata, con el Hospital de los Inocentes de Brunelleschi. Lo mejor, sin embargo, es perderse por sus calles y deleitarse con cada rincón de la capital toscana.
Para contemplar Florencia desde las alturas se pude subir hasta el mirador de Miguel Ángel, en lo alto de una colina cercana. Lo mejor es ir en autobús urbano, que se coge delante de la estación de trenes, y descender caminando.
En Florencia nos alojamos en el hotel Soggiorno Isabella de Medicis, muy cerca de la estación y del Duomo. La doble con baño nos salió por 34 euros, más 3 por el desayuno, a través de la web de booking. El hotel está en un piso de un edificio antiguo. Las habitaciones son correctas y está bien situado. Recomendable, aunque en temporada alta doblan los precios.
Florencia, capital de la Toscana, es una de las tres ciudades más bonitas y turísticas de Italia, junto a Venecia y Roma. Su pasado medieval todavía se aprecia en las callejuelas de su casco antiguo y su esplendor renacentista se mantiene vivo hoy día. Basta mencionar los nombres de Miguel Ángel, Leonardo, Brunelleschi, Botticeli y un interminable etcétera para entender cómo Florencia llegó a ser la capital mundial del arte durante los siglos XV y XVI.
Todos estos artistas del renacimiento dejaron su huella en Florencia, especialmente Miguel Ángel, que regaló a la ciudad su David, una de las obras cumbre en la historia de la escultura. Se puede ver en la Galería de la Academia (6,5 euros).
Pero la mayor colección de arte renacentista se guarda en la Galería de los Uffizi, un palacio del siglo XVI diseñado por Vasari(6,5 euros). En su interior se pueden contemplar obras de casi todos los artistas del Renacimiento y del Barroco. Desde los ventanales que dan al río Arno se obtienen preciosas vistas de la ciudad.
Fue la poderosa familia de los Medicis, que gobernó Florencia durante el Renacimiento, la que atrajo a la mayoría de artistas financiando y coleccionando buena parte de sus obras. Su imponente palacio todavía se levanta en pleno centro histórico de la ciudad, aunque más espectacular es el Palacio Pitti, al otro lado del Arno, que también fue comprado por los Medicis en el siglo XVI.
Tras comprar el Palacio Pitti, Cosme de Medicis mandó construir a Vasari un pasillo que comunicará su nuevo palacio con el Palacio Vecchio, sede del gobierno en la Plaza de la Signoria, para no tener que pisar la calle. Es el famoso Corredor Vasariano, de casi un kilómetro de longitud, que discurre por encima de las calles, cruzando el río por encima del Puente Vecchio y atravesando la Galería Uffizi.
El Palacio Vecchio y la Plaza de la Signoria son uno de los grandes iconos de Florencia. Esta plaza fue el centro de la vida política de la ciudad y estaba adornada con esculturas de todos los grandes artistas, como el David de Miguel Ángel. Hoy se pueden ver copias de esas estatuas, cuyos originales se han protegido en museos.
Pero si hay una imagen que identifica a Florencia esa es la de su espectacular catedral de Santa María dei Fiore, comúnmente conocida como el Duomo, coronada por la inmensa cúpula de Brunelleschi. Tiene más de 100 metros de altura y fue una obra de ingeniería inédita para el siglo XV. Merece la pena pagar los 8 euros para contemplar las mejores panorámicas de Florencia. La catedral se completa con los adyacentes Campanario de Giotto (6 euros) y Baptisterio de San Juan (4 euros).
Otra imagen inconfundible de Florencia es el Puente Vecchio, que cruza las aguas del Arno desde la época de los romanos. Evidentemente ha sufrido decenas de transformaciones y reconstrucciones hasta ofrecernos su pintoresco aspecto actual. El interior del puente está lleno de joyerías, que en el siglo XVI y por orden de Vasari sustituyeron a las antiguas y malolientes carnicerías.
Otros atractivos de Florencia son la Basílica de la Santa Croce, que guarda las tumbas de personajes como Dante o Galileo; la iglesia de Santa María Novella o la plaza de la Annunziata, con el Hospital de los Inocentes de Brunelleschi. Lo mejor, sin embargo, es perderse por sus calles y deleitarse con cada rincón de la capital toscana.
Para contemplar Florencia desde las alturas se pude subir hasta el mirador de Miguel Ángel, en lo alto de una colina cercana. Lo mejor es ir en autobús urbano, que se coge delante de la estación de trenes, y descender caminando.
En Florencia nos alojamos en el hotel Soggiorno Isabella de Medicis, muy cerca de la estación y del Duomo. La doble con baño nos salió por 34 euros, más 3 por el desayuno, a través de la web de booking. El hotel está en un piso de un edificio antiguo. Las habitaciones son correctas y está bien situado. Recomendable, aunque en temporada alta doblan los precios.











El sol calienta las coloridas fachadas florentinas.







El David de Miguel Ángel, la copia de la Plaza de la Signoria.
















1 comentario:
Preciosas fotos para una ciudad de ensueño. Lo mismo para Bolonia y Pisa. De hecho, Italia entera es una preciosidad, por lo menos las regiones que conozco.
saludos
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