Belfast fue el destino de la mayoría de colonos ingleses que llegaron a Irlanda en los siglos XVIII y XIX y pronto se convirtió en la ciudad más industrializada y rica de la isla. Cuando Irlanda consiguió la independencia, en 1922, la corona inglesa decidió mantener bajo su tutela los condados del norte de la isla, el Ulster, donde habitaba la mayoría de sus súbditos protestantes.
Con la partición de la isla, Belfast se convirtió en la capital del Ulster, pero también en el epicentro de un conflicto, que todavía perdura hoy día. El paro y la pobreza fueron asentándose en la ciudad y la población católica, la más desfavorecida, empezó a luchar con más intensidad por unirse a la recién creada república de Irlanda.
La tensión con sus vecinos protestantes fue en aumento y poco a poco se fue organizando el IRA, el grupo terrorista que luchó de forma violenta por la unificación de Irlanda. Los coches bomba y otros atentados del IRA provocaron, a su vez, el nacimiento de grupos paramilitares leales a la corona británica como el UDA o el UVF, que respondieron a los católicos con más bombas.
Actualmente la situación está más o menos pacificada, aunque el conflicto no está solucionado del todo. El ejército británico ya no está desplegado por el Ulster y sus torres de vigilancia han sido retiradas, pero la policía sigue patrullando las calles en vehículos blindados.
La tensión es más evidente en Belfast Oeste donde se encuentra el barrio católico de Falls Road y el protestante de Shankill Road. Hasta hace muy poco un gran muro de hormigón y una valla metálica separaba ambas comunidades. Actualmente ya se puede pasar de un barrio a otro, pero todavía se puede observar la valla de separación, curiosamente llamada Línea de Paz.
Paseando por Falls Road se pueden ver montones de banderas irlandesas y toda la parafernalia católica: Murales contra la ocupación británica, en gaélico, pintadas a favor del Sinn Fein y el IRA, etc... Todo lo contrario ocurre en Shankill Road donde mandan las banderas británicas y cuenta con sus propios murales leales a la corona, favorables al UVF, en contra del IRA... Es curioso ver cómo incluso las persianas de los comercios son verdes en Falls Road (color de Irlanda) y azules en Shankill Road (color británico).
En el centro de Belfast, en cambio, no queda ningún resto del conflicto entre católicos y protestantes. El gobierno británico ha invertido mucho dinero en los últimos años y la ciudad se está transformando. Se están peatonalizando muchas calles comerciales del centro, restaurando edificios y se han inaugurado modernos centros comerciales.
Destaca el gigantesco edificio del Ayuntamiento, de principios de siglo, situado en la bonita plaza de Donegall Square. Otros puntos interesantes son la Aduana, junto al río Lagan o el teatro victoriano de la Opera House, víctima preferida del IRA en los 90.
Nos alojamos en el Belfast International Youth Hostel y la doble con baño privado nos costó 36 libras (43 euros). Tiene párking gratuito para dejar el coche.
Con la partición de la isla, Belfast se convirtió en la capital del Ulster, pero también en el epicentro de un conflicto, que todavía perdura hoy día. El paro y la pobreza fueron asentándose en la ciudad y la población católica, la más desfavorecida, empezó a luchar con más intensidad por unirse a la recién creada república de Irlanda.
La tensión con sus vecinos protestantes fue en aumento y poco a poco se fue organizando el IRA, el grupo terrorista que luchó de forma violenta por la unificación de Irlanda. Los coches bomba y otros atentados del IRA provocaron, a su vez, el nacimiento de grupos paramilitares leales a la corona británica como el UDA o el UVF, que respondieron a los católicos con más bombas.
Actualmente la situación está más o menos pacificada, aunque el conflicto no está solucionado del todo. El ejército británico ya no está desplegado por el Ulster y sus torres de vigilancia han sido retiradas, pero la policía sigue patrullando las calles en vehículos blindados.
La tensión es más evidente en Belfast Oeste donde se encuentra el barrio católico de Falls Road y el protestante de Shankill Road. Hasta hace muy poco un gran muro de hormigón y una valla metálica separaba ambas comunidades. Actualmente ya se puede pasar de un barrio a otro, pero todavía se puede observar la valla de separación, curiosamente llamada Línea de Paz.
Paseando por Falls Road se pueden ver montones de banderas irlandesas y toda la parafernalia católica: Murales contra la ocupación británica, en gaélico, pintadas a favor del Sinn Fein y el IRA, etc... Todo lo contrario ocurre en Shankill Road donde mandan las banderas británicas y cuenta con sus propios murales leales a la corona, favorables al UVF, en contra del IRA... Es curioso ver cómo incluso las persianas de los comercios son verdes en Falls Road (color de Irlanda) y azules en Shankill Road (color británico).
En el centro de Belfast, en cambio, no queda ningún resto del conflicto entre católicos y protestantes. El gobierno británico ha invertido mucho dinero en los últimos años y la ciudad se está transformando. Se están peatonalizando muchas calles comerciales del centro, restaurando edificios y se han inaugurado modernos centros comerciales.
Destaca el gigantesco edificio del Ayuntamiento, de principios de siglo, situado en la bonita plaza de Donegall Square. Otros puntos interesantes son la Aduana, junto al río Lagan o el teatro victoriano de la Opera House, víctima preferida del IRA en los 90.
Nos alojamos en el Belfast International Youth Hostel y la doble con baño privado nos costó 36 libras (43 euros). Tiene párking gratuito para dejar el coche.
































Más murales en contra del IRA.


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