Belgrado (Serbia)
Bañada por el Danubio y por el Sava, la capital Serbia es una de las ciudades más antiguas de Europa. Conquistada cientos de veces por romanos, hunos, godos, otomanos, austríacos... Belgrado se levanta hoy como una urbe moderna, aunque con algo de rencor hacia occidente por los últimos bombardeos de la OTAN en 1999. Todavía hoy se pueden ver algunos edificios destrozados por aquellas bombas.
Belgrado es hoy una ciudad que intenta mirar hacia el futuro y a la que poco a poco va llegando el turismo de occidente, aunque sigue siendo escaso comparado con Croacia y Eslovenia. El casco antiguo está presidido por una enorme fortaleza rodeada por un parque que se extiende hasta las aguas del Danubio. Una calle peatonal llena de tiendas y de restaurantes lleva hasta la zona nueva donde se encuentra la iglesia de San Sava, uno de los templos ortodoxos más grandes del mundo. La vida nocturna de Belgrado es interminable. Aparte de los cientos de bares, pubs y discotecas destacan los barcos anclados en la desembocadura del Sava, ideales para comenzar la noche tomando unas cervezas en cubierta.
En la capital serbia pasamos dos noches. El coche lo guardamos en un parking porque el seguro no nos cubría lo que pudiera ocurrirle en Serbia, así que mejor evitar posibles disgustos. No obstante, Belgrado nos pareció una ciudad muy segura. Los precios son también uno de sus grandes atractivos. Dormir en un hotel no cuesta más de 20 euros la habitación doble y las comidas y cenas también resultan baratas. La cerveza, enormes jarras, aún lo es más. El inglés, poco a poco se va introduciendo en el país, pero es un idioma desconocido para la mayoría.
Belgrado es hoy una ciudad que intenta mirar hacia el futuro y a la que poco a poco va llegando el turismo de occidente, aunque sigue siendo escaso comparado con Croacia y Eslovenia. El casco antiguo está presidido por una enorme fortaleza rodeada por un parque que se extiende hasta las aguas del Danubio. Una calle peatonal llena de tiendas y de restaurantes lleva hasta la zona nueva donde se encuentra la iglesia de San Sava, uno de los templos ortodoxos más grandes del mundo. La vida nocturna de Belgrado es interminable. Aparte de los cientos de bares, pubs y discotecas destacan los barcos anclados en la desembocadura del Sava, ideales para comenzar la noche tomando unas cervezas en cubierta.
En la capital serbia pasamos dos noches. El coche lo guardamos en un parking porque el seguro no nos cubría lo que pudiera ocurrirle en Serbia, así que mejor evitar posibles disgustos. No obstante, Belgrado nos pareció una ciudad muy segura. Los precios son también uno de sus grandes atractivos. Dormir en un hotel no cuesta más de 20 euros la habitación doble y las comidas y cenas también resultan baratas. La cerveza, enormes jarras, aún lo es más. El inglés, poco a poco se va introduciendo en el país, pero es un idioma desconocido para la mayoría.
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