Trogir y la Costa Dálmata

Llegamos a la costa dálmata.


Coches parados en el arcén para contemplar las vistas del Adriático.


Desde los Lagos de Plitvice pusimos rumbo a la costa croata, donde pasaríamos el resto del viaje. Nuestra primera parada fue la ciudad medieval de Trogir, que se encuentra muy cerca de Split. Se trata de una preciosa ciudad amurallada situada en una pequeña isla encajada entre el continente y otra la isla más grande llamada Ciovo. Solo en enclave ya es un lugar privilegiado, rodeado por las azules aguas del Adriático y al que solo se puede acceder a través de dos puentes.

Fundada por los griegos, Trogir es una de las ciudades más antiguas de Croacia y ha sido siempre un importante puerto comercial a lo largo de la historia, en la que ha estado bajo dominio de otomanos, venecianos y astrohúngaros, entre otros pueblos. Todos ellos han dejado su huella y en la actualidad Trogir puede presumir de un riquísimo patrimonio arquitectónico, con iglesias románicas, palacios góticos y renacentistas, además de muchos otros edificios notables de estilo barroco.

La catedral de San Lorenzo es uno de los iconos de Trogir y desde su esbelto campanario de casi 50 metros ofrece inmejorables vistas de la ciudad vieja. En la misma plaza se puede ver el Palacio Ducal, la torre del reloj o la antigua logia. Otro lugar destacado es el castillo del Camarlengo, una recia fortaleza veneciana junto al mar que servía como bastión defensivo. Aunque apenas quedan en pie las murallas, están se pueden recorrer y subir hasta una de sus torres.

Otro lugar destacado es el pequeño paseo marítimo en el que se concentran numerosos palacios y espectaculares yates de lujo anclados en el mar. La ciudad vieja de Trogir forma parte del Patrimonio Mundial de la Unesco.

La torre del reloj de Trogir.


Campanario de la catedral de San Lorenzo.


Ropa tendida.


Calle de la ciudad vieja de Trogir.


Otra calle de Trogir.


Paseo marítimo de Trogir.


Paseo marítimo de Trogir.


Castillo de Camarlengo.


Vistas de Trogir desde el castillo de Camarlengo.


Otra panorámica de Trogir desde el castillo.


Después de visitar Trogir continuamos recorriendo la Costa Dálmata de Croacia hacia el sur, en dirección a Dubrovnik, donde habíamos reservado el alojamiento para pasar los próximos días. Por el camino recorrimos la conocida como Riviera de Makarska, al sur de Split, que es un tramo de costa precioso, con las montañas prácticamente besando el mar, aunque también es uno de los más turísticos del país y en agosto está muy masificada. Pasado este tramo de costa hay menos gente y montones de pequeñas calas más tranquilas en las que parar a darte un chapuzón en un mar transparente.

A veces se puede dejar el coche en el mismo arcén de la carretera y bajar algún pequeño terraplén para disfrutar en solitario de un mar transparente. Toda la costa croata es preciosa y hay muchísimo lugares idílicos para darte un baño. Nosotros hicimos un par de paradas para refrescarnos de camino a Dubrovnik y es que cuando recorres la costa croata en verano hay que llevar siempre el bañador puesto. Importante, eso sí, llevar también escarpines porque todas las playas son de piedra o roca.

La costa de Dalmacia.


En cualquier lado puedes parar a darte un baño.


La preciosa costa dálmata, con los Alpes Dináricos pegados al mar.


Una cala escondida entre pinos.


Playita de camino a Dubrovnik.


La carretera panorámica que recorre la costa dálmata es preciosa para conducir.


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