San Blas


San Blas es una región autónoma de Panamá que se extiende a lo largo de la costa caribeña, en el extremo oriental del país, hasta alcanzar la frontera colombiana. La mayoría de sus habitantes son indígenas de la etnia kuna, que tienen su propia lengua, leyes y cuentan con cierto grado de autogobierno. La región se conoce también por su nombre en lengua indígena, Kuna Yala, que quiere decir tierra de los kunas.

El gran tesoro de San Blas, o Kuna Yala, es el paradisíaco archipiélago que emerge frente a la costa continental. Está formado por cientos de pequeños islotes, no más grandes que medio campo de fútbol, en los que apenas caben dos docenas de cocoteros y unas pocas cabañas. Según los kunas, hay 365 islas, una para cada día del año.

La población autóctona se concentra principalmente en las islas más grandes, sobre todo las que están cerca de El Porvenir, capital de la región, y continúa subsistiendo humildemente de la pesca, la tradicional fuente de ingresos de los kunas. El resto de las islas están deshabitadas o cuentan con algunas cabañas para turistas, que en los últimos años han ido desplazando a la pesca como la principal fuente de ingresos de la región.

Estos islotes destinados al turismo siguen contando con una infraestructura muy básica: cabañas de madera, baños compartidos y electricidad limitada generada por un motor diésel. Es el precio que hay que pagar para disfrutar de un paraíso casi virgen, ya que los kunas han prohibido que se instalen en las islas complejos hoteleros o cadenas internacionales y ellos mismos gestionan la incipiente industria turística. Casi todos los alojamientos en las islas de San Blas son muy básicos.

Para disfrutar de estas islas es necesario, por lo tanto, contactar con el administrador de alguna isla o con una agencia turística kuna. La otra opción sería alquilar un barco para navegar por el archipiélago por cuenta propia, pero se necesita más tiempo y dinero.

Nosotros no teníamos ni tiempo ni dinero, así que contactamos con los administradores de Isla Iguana, una de las islas más cercanas y accesibles desde Ciudad de Panamá, que, además, nos habían recomendado unos amigos. A través de esta web se puede contactar con ellos por e-mail y negociar un precio: Isla Iguana.

El paquete de una noche en Isla Iguana, incluyendo pensión completa (comida, cena y desayuno al día siguiente), transporte de ida y vuelta desde Ciudad de Panamá y una excursión en barca por el archipiélago para hacer snorkel, nos salió por 120 dólares por persona. El precio es un poco caro porque duermes en una choza de madera sobre un colchón húmedo, pero casi todas las islas funcionan igual. A cambio, claro, disfrutas de una isla con playas de arena blanca y aguas cristalinas prácticamente para ti solo. Sale mucho más rentable pasar más de una noche en la isla porque buena parte del precio se la lleva el transporte en todoterreno desde Ciudad de Panamá, pero nosotros no disponíamos de más tiempo.

La excursión a San Blas comenzó a las 6 de la mañana cuando nos vino a buscar al hotel de Ciudad de Panamá un todoterreno para llevarnos hasta Cartí, desde donde parten las barcas al archipiélago. Se tardan unas dos horas y media en atravesar el istmo de Panamá desde el Pacífico hasta el Caribe a través de una preciosa carretera de montaña, aunque repleta de curvas y pronunciadas pendientes. Si en el coche van niños pequeños, como los hijos de unos turistas panameños que compartieron el viaje con nosotros, las paradas para vomitar debido a los mareos son inevitables.

Es imprescindible llevar el pasaporte porque hay que mostrarlo a las autoridades kunas al entrar en la región de San Blas y es que se toman muy en serio eso del autogobierno. Además, en el puesto fronterizo hay que abonar un impuesto turístico de 10 dólares destinado al desarrollo de la región.

Es muy curiosa la bandera que luce en el puesto fronterizo porque tiene los mismos colores que la bandera de España, pero con una esvástica en medio y parece la de los Ultras Sur u otro grupúsculo fascista. En realidad se trata de la bandera de la revolución kuna de 1925, que logró el autogobierno para la región tras un enfrentamiento contra las autoridades panameñas. La esvástica, evidentemente, nada tiene que ver con los nazis y, según dicen los kunas, simboliza la creación del mundo.



Atravesando Panamá desde la costa del Pacífico al Caribe.



La carretera está llena de curvas y pendientes.



Parada para vomitar.



Puesto fronterizo de la región de Kuna Yala.



Oficina fronteriza de Kuna Yala, con la bandera de la revolución Kuna y su esvástica.


Al llegar al embarcadero de Cartí tuvimos que abonar otro impuesto turístico de dos dólares y allí ya nos estaba esperando la barca, que nos llevó a Isla Iguana en media hora. Por el camino vimos algunos delfines y también pasamos junto a varias islas habitadas por los kunas, en las que se divisan sus tradicionales casas de madera.

Isla Iguana es un diminuto islote de arena blanca, con siete u ocho cabañas para turistas y dos docenas de palmeras. En cinco minutos se puede rodear fácilmente todo el perímetro de la isla, así que no hay mucho que explorar. Leer, tumbarse al sol, nadar o hacer snorkel son las actividades más intensas que se pueden hacer aquí, pura relajación.

Después de comer, una langosta a la brasa con arroz, hicimos la excursión en barca para hacer snorkel por los alrededores. Nos llevaron a Isla Perro, una de las más famosas del archipiélago, porque frente a su costa hay un barco hundido a pocos metros de profundidad, de hecho una parte del pecio sobresale del agua y se puede ver desde la superficie. Los corales y los peces de colores habitan en los recovecos de este barco hundido, que se puede recorrer con el equipo de snorkel. Sin duda, es uno de los lugares más espectaculares en los que hemos practicado el buceo con tubo.

También nos llevaron a la que llaman Isla Sumergida, que en realidad es un banco de arena en medio del mar donde el nivel del agua te llega por la cintura. Este banco de arena está lleno de estrellas de mar, que se pueden ver sin necesidad de hacer snorkel.

Al atardecer regresamos a Isla Iguana para cenar y, cuando se apagó el motor que genera la electricidad, disfrutamos de una relajante noche con el sonido de las olas del mar como única melodía de fondo. Contemplar el cielo estrellado sin apenas contaminación lumínica es otro espectáculo que ofrecen estas islas. Al día siguiente, después de desayunar y de un último baño en el Caribe, regresamos a Ciudad de Panamá para coger el vuelo de regreso a España.



Parking en el embarcadero de Cartí.



Turistas esperando su barca para ir a las islas de San Blas.



Kunas esperando una barca con sus fardos.



Las mujeres kuna todavía visten atuendos tradicionales muy coloridos.



Rumbo a las islas de San Blas.



Navegando hacia la desembocadura del río Cartí y el Caribe.



Una isla habitada por los kunas.



Las típicas casas de madera y chapa de los kunas.



Otro vistazo a las casas de los kunas, en una isla de San Blas.



Más islas de San Blas, en el horizonte.



Otro islote con playas de arena blanca y cocoteros.



La mayoría de las islas de San Blas son así de pequeñas.



Llegamos a Isla Iguana.



Playa de Isla Iguana.



Agua transparente en el Caribe.



Recorriendo el corto perímetro de Isla Iguana.



Interior de Isla Iguana, poblado de cocoteros.



Esto es lo que se ve mirando al cielo desde el interior de Isla Iguana.



Nuestra humilde cabaña en Isla Iguana.



Interior de la cabaña.



Volvemos a la playa de Isla Iguana.



Cruzamos a la otra costa de Isla Iguana.



Barca lista para la excursión por el archipiélago.



Otra isla de San Blas.



Isla Perro, con los restos del barco hundido emergiendo sobre el mar.



Haciendo snorkel en el barco hundido.



Otra vista de Isla Perro.



Saliendo del agua después de practicar snorkel.



Otra vista del barco hundido. Una pena no tener cámara sumergible para ilustrar el espectacular fondo marino.



Isla Perro.



Anclados en la isla sumergida.



Caminando por la isla sumergida.



El color distingue el banco de arena de la isla sumergida.



Estrella de mar en la isla sumergida.



Con el agua por la cintura en el medio del Caribe.



Otra isla de San Blas, de regreso a Isla Iguana.



Amaneciendo en Isla Iguana al día siguiente.

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