
Aterrizamos en el aeropuerto Pulkovo de San Petersburgo al mediodía después de una escala en Varsovia con las aerolíneas polacas LOT. Los trámites en la frontera fueron rápidos y fluidos, contrariamente a la mala fama de los aduaneros rusos. De hecho la policía que nos puso el sello de entrada estaba hablando por teléfono y ni siquiera nos prestó atención.
Para llegar al centro cogimos una furgoneta de línea (marshrutky), muy populares en Rusia, que nos dejó en la estación de metro de Moskovskaya. Luego continuamos en metro para llegar al Nord Hostel, el hotel que habíamos reservado por internet.
En la Lonely Planet aparece situado a dos pasos del Palacio de Invierno, pero en realidad allí sólo tienen la recepción y dormitorios compartidos. Las habitaciones privadas las tienen repartidas en pisos, aunque tampoco están mal situados. El nuestro pedía a gritos una reforma, pero la habitación era aceptable y los baños compartidos sí estaban un poco maquillados. La doble nos costó 75 euros por noche. Al pagar tres por adelantado nos regalaron la cuarta. El registro del visado costaba 6 euros, pero se olvidó de cobrarnos y nos puso el sello gratis.
San Petersburgo, levantada en la desembocadura del río Neva, y atravesada por una extensa red de canales es sin duda una de las ciudades más bellas de Rusia. Su centro histórico, repleto de palacios y suntuosos edificios de los siglos XVIII y XIX, es ideal para recorrerlo a pie.
Destaca el Palacio de Invierno, antigua residencia de los zares y escenario privilegiado de la revolución bolchevique. Actualmente alberga la colección del Ermitage, una de las pinacotecas más importantes del mundo. La entrada cuesta 400 rublos (10 euros), pero merece la pena pagarla para recorrer sus centenares de salas. Todas las entradas a lugares turísticos son bastante caras en San Petersburgo.
La magnífica plaza del Palacio de Invierno, con la columna de Alejandro en el centro, es el lugar más emblemático y fotografiado de la ciudad. Cerca están los jardines del Almirantazgo y la enorme catedral de San Isaac, desde cuya cúpula se obtienen buenas panorámicas del Neva.
Otro lugar destacado es la fortaleza de Pedro y Pablo, la construcción más antigua de la ciudad, que se levanta en la isla de Petrogrado, al otro lado del Neva. Dentro se encuentra la iglesia de San Pedro y San Pablo, con una dorada cúpula en forma de aguja de 122 m, visible desde cualquier punto de San Petersburgo. Junto a las murallas de la fortaleza hay una playa donde los locales toman el sol y se bañan en las frías aguas del Neva.
La concurrida calle Nevsky, principal arterial comercial de San Petersburgo, es otro buen lugar para pasear observando las coloridas cúpulas de la iglesia del Salvador de la Sangre Derramada y la catedral de Kazán. Más lejos se encuentra la barroca catedral Smolny, obra de Rastrelli, el arquitecto del Palacio de Invierno.
Los amantes de lo soviético no deben perderse el monumento a los Heroicos Defensores de Leningrado y la plaza Moskovskaya, presidida por una gran estatua de Lenin frente a la antigua casa de los soviets.
También hay que dedicar un día a visitar los palacios de los alrededores de San Petersburgo. Nosotros fuimos al de Catalina, en Tsarkoie Seló, que esconde la famosa Habitación de Ámbar, y al de Petrodvorets, que destaca por sus espectaculares fuentes junto al mar Báltico.
Para tomar cervezas se puede acudir a la plaza Sennaya, con muchos bares con terracitas y restaurantes en los alrededores. Vale la pena cenar en el cercano St-Lenin's Bar, un restaurante soviético con buena comida, decorado con bustos de Lenin y parafernalia comunista.
Lamentablemente San Petersburgo también es famosa por las agresiones racistas. Siempre piensas que las guías de turismo exageran cuando advierten de este fenómeno, pero tristemente nosotros fuimos testigos de una por parte de dos militares rusos contra un chico de aspecto indio o pakistaní. Ese día la ciudad estaba repleta de militares de la Armada rusa que celebraban algún tipo de fiesta. Todos iban vestidos con las típicas camisetas de marinero y llevaban bebiendo abundantemente en plazas y parques desde por la mañana. La agresión se produjo en un vagón de metro, repleto de gente, sobre las 8 de la tarde. Sin mediar palabra se acercaron al chico y empezaron a darle puñetazos y patadas. Nadie intervino.
En San Petersburgo pasamos cuatro noches y compramos los billetes de tren para ir de Novgorod a Moscú en la oficina de los ferrocarriles rusos, que aparece en la Lonely Planet, junto a la catedral de Kazán (2.800 rublos / 71 euros). A Novgorod fuimos en autobús y los billetes los compramos antes de salir en la misma estación de autobuses Avtovokzal 2. Sale uno casi cada hora, así que no hay problemas para encontrar plazas. El billete cuesta 340 rublos (8 euros). Tarda 4 horas.
Para llegar al centro cogimos una furgoneta de línea (marshrutky), muy populares en Rusia, que nos dejó en la estación de metro de Moskovskaya. Luego continuamos en metro para llegar al Nord Hostel, el hotel que habíamos reservado por internet.
En la Lonely Planet aparece situado a dos pasos del Palacio de Invierno, pero en realidad allí sólo tienen la recepción y dormitorios compartidos. Las habitaciones privadas las tienen repartidas en pisos, aunque tampoco están mal situados. El nuestro pedía a gritos una reforma, pero la habitación era aceptable y los baños compartidos sí estaban un poco maquillados. La doble nos costó 75 euros por noche. Al pagar tres por adelantado nos regalaron la cuarta. El registro del visado costaba 6 euros, pero se olvidó de cobrarnos y nos puso el sello gratis.
San Petersburgo, levantada en la desembocadura del río Neva, y atravesada por una extensa red de canales es sin duda una de las ciudades más bellas de Rusia. Su centro histórico, repleto de palacios y suntuosos edificios de los siglos XVIII y XIX, es ideal para recorrerlo a pie.
Destaca el Palacio de Invierno, antigua residencia de los zares y escenario privilegiado de la revolución bolchevique. Actualmente alberga la colección del Ermitage, una de las pinacotecas más importantes del mundo. La entrada cuesta 400 rublos (10 euros), pero merece la pena pagarla para recorrer sus centenares de salas. Todas las entradas a lugares turísticos son bastante caras en San Petersburgo.
La magnífica plaza del Palacio de Invierno, con la columna de Alejandro en el centro, es el lugar más emblemático y fotografiado de la ciudad. Cerca están los jardines del Almirantazgo y la enorme catedral de San Isaac, desde cuya cúpula se obtienen buenas panorámicas del Neva.
Otro lugar destacado es la fortaleza de Pedro y Pablo, la construcción más antigua de la ciudad, que se levanta en la isla de Petrogrado, al otro lado del Neva. Dentro se encuentra la iglesia de San Pedro y San Pablo, con una dorada cúpula en forma de aguja de 122 m, visible desde cualquier punto de San Petersburgo. Junto a las murallas de la fortaleza hay una playa donde los locales toman el sol y se bañan en las frías aguas del Neva.
La concurrida calle Nevsky, principal arterial comercial de San Petersburgo, es otro buen lugar para pasear observando las coloridas cúpulas de la iglesia del Salvador de la Sangre Derramada y la catedral de Kazán. Más lejos se encuentra la barroca catedral Smolny, obra de Rastrelli, el arquitecto del Palacio de Invierno.
Los amantes de lo soviético no deben perderse el monumento a los Heroicos Defensores de Leningrado y la plaza Moskovskaya, presidida por una gran estatua de Lenin frente a la antigua casa de los soviets.
También hay que dedicar un día a visitar los palacios de los alrededores de San Petersburgo. Nosotros fuimos al de Catalina, en Tsarkoie Seló, que esconde la famosa Habitación de Ámbar, y al de Petrodvorets, que destaca por sus espectaculares fuentes junto al mar Báltico.
Para tomar cervezas se puede acudir a la plaza Sennaya, con muchos bares con terracitas y restaurantes en los alrededores. Vale la pena cenar en el cercano St-Lenin's Bar, un restaurante soviético con buena comida, decorado con bustos de Lenin y parafernalia comunista.
Lamentablemente San Petersburgo también es famosa por las agresiones racistas. Siempre piensas que las guías de turismo exageran cuando advierten de este fenómeno, pero tristemente nosotros fuimos testigos de una por parte de dos militares rusos contra un chico de aspecto indio o pakistaní. Ese día la ciudad estaba repleta de militares de la Armada rusa que celebraban algún tipo de fiesta. Todos iban vestidos con las típicas camisetas de marinero y llevaban bebiendo abundantemente en plazas y parques desde por la mañana. La agresión se produjo en un vagón de metro, repleto de gente, sobre las 8 de la tarde. Sin mediar palabra se acercaron al chico y empezaron a darle puñetazos y patadas. Nadie intervino.
En San Petersburgo pasamos cuatro noches y compramos los billetes de tren para ir de Novgorod a Moscú en la oficina de los ferrocarriles rusos, que aparece en la Lonely Planet, junto a la catedral de Kazán (2.800 rublos / 71 euros). A Novgorod fuimos en autobús y los billetes los compramos antes de salir en la misma estación de autobuses Avtovokzal 2. Sale uno casi cada hora, así que no hay problemas para encontrar plazas. El billete cuesta 340 rublos (8 euros). Tarda 4 horas.











































Cúpulas doradas del Palacio de Catalina.


4 comentarios:
Fantástico post, fantástica información. Muy bien explicado y con unas fotos preciosas.
Este viaje fue probablemente el más especial de los que he hecho y, siempre que puedo, trato de recorrerlo nuevamente en los ojos de otros viajeros.
Mi enhorabuena!
Sele
Gracias Sele! Tu viaje en el Transiberiano y tu intervención en Radio Gáldar nos fueron muy útiles para prepararlo todo. Sin duda que este es un viaje especial.
Saludos!
Hola Telemaco!
Soy Taitachi y organicé mi viaje del transmongoliano al mismo tiempo que tú con ayuda del foro de Lonely Planet, así que me he metido a ver tus fotos y tus comentarios para recordar ese maravilloso viaje.
Me encanta tu blog! no sólo por este post, sino en general, muy interesante para cualquiera que le guste viajar.
Un saludo!
Maravilloso, yo no tuve tiempo de profundizar tanto, era un viaje organizado. Espero tener ocasión de volver. Muchas gracias.
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