Split

La costa dálmata de Croacia es fascinante. Está repleta de cientos de islas e islotes a los que se puede viajar en ferry para pasar el día. Nosotros teníamos el tiempo justo y, además, pillamos un tiempo de perros. Casi siempre lloviendo. No pudimos disfrutar de las islas, pero el paisaje que se recorre por la carretera de la costa es magnífico.

De camino hacia Zadar paramos a comer en Split. La ciudad, la segunda más grande de Croacia, no es demasiado turística, pero nos sorprendió gratamente. Aquí abundan las construcciones de la época romana como el palacio de Diocleciano, un antiguo complejo amurallado compuesto por una serie de edificios, la mayoría conservados en buen estado. También cuenta con bonitas iglesias y casas de piedra. Comimos bocadillos junto al puerto y continuamos hacia Zadar. Split no es un mal lugar para quedarse a pasar la noche.


La costa adriática de Croacia, preciosa a pesar del mal tiempo.


Un pueblecito en una bahía.


La costa es muy escarpada.


Una sinuosa carretera recorre el litoral.


Los Alpes Dináricos se sumergen en el Adriático.


El puerto de Split.


Paseo marítimo de Split.


El palacio de Diocleciano.


Un bonito campanario.


Plaza en el centro histórico de Split.


Muchas ruinas de la época romana son visibles en Split.


Niños jugando a fútbol junto al escudo del equipo local, el Hajduk de Split.

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