Liberia





San Juan del Sur está muy cerca de la frontera con Costa Rica y no se tarda demasiado en llegar a ella. La opción más económica es coger un autobús hasta La Virgen (20 córdobas), en el cruce con la carretera interamericana, y allí esperar al bus que viene de Rivas y llega hasta el puesto fronterizo de Peñas Blancas (20 córdobas). En total se tardan unos 40 minutos.

En los autobuses de Nicaragua normalmente no cabe ni un alfiler porque suelen estar abarrotados de gente, incluido el pasillo central por el que es complicado moverse, sobre todo con una mochila encima. Sin embargo, el bus que llega hasta la frontera iba prácticamente vacío y pudimos disfrutar de unas comodidades a las que no estábamos acostumbrados. A cambio, eso sí, el conductor nos regaló una machacona música de reguetón para amenizar el trayecto:



VÍDEO: Musicón en el autobús hacia la frontera.


La frontera hay que cruzarla a pie a lo largo de un kilómetro, que está repleto de camiones esperando su turno para entrar en Costa Rica y de algún que otro espabilado intentando vender a los turistas los típicos impresos de salida del país. Evidentemente, no hay que hacerles caso porque esos impresos te los dan gratis en la oficina de inmigración de Nicaragua, donde solo hay que pagar un impuesto de salida del país de tres dólares. En este puesto fronterizo hay oficinas de cambio y cajeros automáticos.

Una vez cumplimentados los trámites de salida, atravesamos una pequeña verja y entramos en Costa Rica. A poca distancia se encuentra la oficina de inmigración costarricense donde nos encontramos con el clásico funcionario amargado, que solo intenta poner obstáculos a los turistas.

Este simpático individuo nos exigió el billete de salida del país para poder entrar en Costa Rica, un billete que no teníamos porque nuestra intención era continuar el viaje hacia Panamá. Después de discutir un rato, conseguimos que nos pusiera el sello de entrada, pero solo nos lo puso con validez para permanecer 20 días en Costa Rica, cuando normalmente permiten una estancia de 90 días sin visado. Como más o menos esos eran los días que pensábamos estar en el país, recogimos los pasaportes y no insistimos más.

La tontería de exigir ese billete de salida solo responde a una especie de acuerdo que tienen los funcionarios de aduanas con las agencias de viajes que hay junto al puesto de inmigración, ya que estas agencias venden billetes de autobús San José-Managua al módico precio de 25 dólares.

Con ese billete de autobús te dejan entrar en Costa Rica, aunque le digas al funcionario que no tienes ninguna intención de utilizarlo porque no vas a regresar a Managua. Casi todos los turistas que llegan a la frontera sin billete de salida acaban comprando un San José-Managua, cuyos beneficios imaginamos que se repartirán entre las agencias y los funcionarios de inmigración.

Una vez cumplimentados todos los trámites aduaneros, salimos del puesto de inmigración costarricense y allí mismo vimos la parada de autobuses con destinos a diferentes puntos del país, incluida la capital San José. Nosotros cogimos uno a Liberia, donde teníamos pensado hacer noche y alquilar un coche para hacer la ruta por Costa Rica. El autobús tarda hora y media (3,5 dólares) en llegar a Liberia.



Camiones parados en la frontera en Nicaragua y Costa Rica.



Verja que marca los límites de Nicaragua.



Oficina de inmigración de Nicaragua.



Entrando a Costa Rica.



Cartel de bienvenida a Costa Rica.



Ofician de inmigración costarricense.


Liberia es una ciudad fea con mayúsculas y sin ningún encanto para el turista, más o menos en la línea de todas las ciudades de Costa Rica, un país precioso, sí, pero sin ningún pueblo o ciudad mínimamente atractivo desde el punto de vista arquitectónico o cultural.

Eso sí, Liberia es un importante centro de transportes y casi todas las compañías de alquiler de coches tienen aquí una sucursal. Esa fue la razón que nos llevó a hacer noche en esta ciudad, la más grande de Costa Rica fuera del área metropolitana de San José.

Los alquileres de coches en Costa Rica son caros y más si buscas un todoterreno. Se puede recorrer el país en un coche normal, pero si se tiene previsto salirse de las carreteras asfaltadas, por ejemplo para ir a Monteverde o Montezuma, es altamente recomendable un 4x4 para no sufrir durante todo el camino por la integridad de los bajos del coche. También sube bastante el precio contratar un seguro a todo riesgo, pero es muy recomendable para viajar tranquilo por los caminos de tierra y piedras.

Nosotros primero buscamos alojamiento y al final nos quedamos en el hotel La Casona, cerca del Parque Central de la ciudad. El hotel viene recomendado por la Lonely Planet, pero seguramente vivió tiempos mejores porque está muy avejentado y descuidado. En la misma calle había otras opciones con mejor pinta, pero estaban completas. Por lo menos, La Casona tiene aire acondicionado y es económico, 30 dólares la habitación doble sin desayuno. El propietario es muy agradable y nos echó una mano para llamar a las compañías de alquiler de coches.

Después de cotejar precios en varias compañías nos decidimos por Thrifty, donde nos dejaron un Daihatsu Bego por 750 dólares durante 12 días, con seguro a todo riesgo incluido (importante) y la opción de devolverlo en San José. También nos ofrecían un poco más barato el Suzuki Jimny, hasta hace unos años el 4x4 más alquilado en Costa Rica, aunque últimamente el Bego, mucho más cómodo y moderno, le ha ido comiendo terreno y se ha convertido en el rey de los 4x4 entre los turistas de bajo presupuesto. Si la diferencia de precio no es muy grande, vale la pena la inversión. Con Thrifty quedamos que al día siguiente nos vendrían a buscar al hotel para llevarnos a su oficina y entregarnos el coche.

Y una vez realizadas todas las gestiones nos dimos un paseo por Liberia con la esperanza de encontrar algún rincón atractivo en la ciudad, una esperanza que no tardó en desvanecerse. El Parque Central, con su estrambótica catedral blanca, es el lugar más destacado. El resto de la ciudad está formado por una insulsa cuadrícula de calles rectilíneas y edificios bajos de una planta. Lo mejor es entrar en algún bar y echarse una cerveza observando a los lugareños.



Estación de autobuses de Liberia.



Catedral de Liberia.



Una calle del centro de Liberia.



Hamburguesería.



Tienda en otra calle del centro.



Calle Central, una de las principales vías de Liberia.



En bici por la ciudad.



Ardilla en un árbol del parque Central.



Barrio organizado contra la delincuencia, explica la señal.



Iglesia de La Agonía.



Establecimiento de pollo frito, muy populares en Centroamérica.



Escultura en un parque de la ciudad.



Habitación del hotel La Casona.

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