Linz
La capital de la Alta Austria es la tercera ciudad más grande del país con casi un cuarto de millón de habitantes. Fue fundada por los romanos con el nombre de Lentia y actualmente es un importante núcleo industrial atravesado por el Danubio. Aunque no goza de grandes atractivos turísticos, no está de más acercarse para darse una vuelta por sus calles.
Eso sí, la falta de turistas también se nota en la escasa oferta de alojamiento económico. Llegamos por la noche, bajo una intensa nevada, y sólo encontramos un par de hostales baratos que estaban llenos. La 'Lonely Planet' no fue de mucha ayuda y al final, cansados y congelados, nos quedamos en el City Hotel, donde nos dejaron la doble por 100 euros después de regatearles el precio. Al menos tenía desayuno y párking incluido.
Al día siguiente Linz amaneció con sol y completamente nevada, una estampa preciosa que nos invitó a recorrer sus calles. Landstrasse es la principal vía comercial del casco histórico y desemboca en la plaza Hauptplatz, el auténtico corazón de Linz, con la columna de la Trinidad en el centro. La plaza limita con el Danubio, cuyas riberas ofrecen buenas vistas de la ciudad.
Al otro lado del río se puede coger el tranvía Postlingbergbahn (5,40 euros), que asciende los más de 500 metros de la colina Postlingberg para ofrecer las mejores panorámicas de Linz. El tortuoso ascenso entre casas y árboles nevados es fantástico. En lo alto de la colina hay un parque de atracciones y una iglesia.
De vuelta al centro de Linz entramos en el Ars Electronica Center, una especie de museo de las nuevas tecnologías, que impresionó al autor de la 'Lonely Planet', pero que a nosotros nos dejó bastante fríos. No pasa del típico museo de la ciencia con más interés para los niños que para los adultos. No merece la pena pagar 8 euros por la entrada.
Al mediodía el sol ya había fundido la nieve de las calles y fuimos a por el coche para continuar el viaje hacia Viena.
Eso sí, la falta de turistas también se nota en la escasa oferta de alojamiento económico. Llegamos por la noche, bajo una intensa nevada, y sólo encontramos un par de hostales baratos que estaban llenos. La 'Lonely Planet' no fue de mucha ayuda y al final, cansados y congelados, nos quedamos en el City Hotel, donde nos dejaron la doble por 100 euros después de regatearles el precio. Al menos tenía desayuno y párking incluido.
Al día siguiente Linz amaneció con sol y completamente nevada, una estampa preciosa que nos invitó a recorrer sus calles. Landstrasse es la principal vía comercial del casco histórico y desemboca en la plaza Hauptplatz, el auténtico corazón de Linz, con la columna de la Trinidad en el centro. La plaza limita con el Danubio, cuyas riberas ofrecen buenas vistas de la ciudad.
Al otro lado del río se puede coger el tranvía Postlingbergbahn (5,40 euros), que asciende los más de 500 metros de la colina Postlingberg para ofrecer las mejores panorámicas de Linz. El tortuoso ascenso entre casas y árboles nevados es fantástico. En lo alto de la colina hay un parque de atracciones y una iglesia.
De vuelta al centro de Linz entramos en el Ars Electronica Center, una especie de museo de las nuevas tecnologías, que impresionó al autor de la 'Lonely Planet', pero que a nosotros nos dejó bastante fríos. No pasa del típico museo de la ciencia con más interés para los niños que para los adultos. No merece la pena pagar 8 euros por la entrada.
Al mediodía el sol ya había fundido la nieve de las calles y fuimos a por el coche para continuar el viaje hacia Viena.
Así amaneció nuestro coche en el párking del hotel de Linz.
Calles nevadas en el centro de Linz.
Landstrabe, la calle más comercial de Linz.
¿Un paseo en bici?
Los tranvías recorren las calles de Linz.
Plaza Hauptplatz.
Mercadillo sobre la nieve.
El Ars Electronica, en primer plano, junto al Danubio.
Casitas nevadas en la otra orilla del Danubio.
El Danubio, a su paso por Linz.
Arquitectura original.
Esperando el tranvía para subir a la colina Postlingberg.
Ascendiendo a la colina Postlingberg.
Una bonita iglesia corona la colina Postlingberg.
Una terracita con vistas sobre la ciudad de Linz.
Simpático muñeco nevado.
Panorámica de Linz desde la colina Postlingberg.
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