Odesa



Cruzado el estado fantasma de Transnistria volvimos a entrar en Ucrania para plantarnos en Odesa en poco más de una hora ya entrada la noche. Esta ciudad fue el principal puerto de la Unión Soviética y lo sigue siendo de la Ucrania independiente. Sus calles respiran aire marinero por todos los rincones y una espesa niebla del mar Negro acostumbra a difuminar su silueta.

Nos alojamos en el hotel Passazh, que debió ser un lugar lujoso en algún tiempo remoto como demuestran la majestuosidad de su recepción y escalinata que sube a las plantas. Sin embargo, jamás ha sido reformado y su actual aspecto es bastante ruinoso. Nos costó 40 euros la habitación triple: dos camas y un incómodo sofá-cama. Lo mejor es su situación junto a la peatonal calle Derybasivska, repleta de comercios, bares y restaurantes. Esa noche tomamos unas birras y nos fuimos a dormir para ver la ciudad al día siguiente.

Las calles de Odesa presentan bellos edificios que dan fe de la importancia histórica de la ciudad, pero todos muestran un aspecto decadente con fachadas desconchadas que piden a gritos una mano de pintura. Los adoquines de las calzadas también aportan glamour a una ciudad canalla de marineros, casinos y prostitutas.

La zona noble de la ciudad se encuentra junto al puerto, que se divisa perfectamente desde lo alto de la famosa escalinata de la película El Acorazado Potemkin de Eisenstein. Aquí se encuentran el Palacio Vorontsov, el Ayuntamiento y el inmenso Teatro de la Ópera además de muchas embajadas y edificios institucionales. También destacan las estatuas de Catalina la Grande y de Pushkin.

Para bajar al puerto nada mejor que descender la escalinata Potemkin y deleitarse con una cerveza contemplando las grúas cargando y descargando barcos. Desde aquí se obtiene la mejor fotografía de las escaleras. Para volverlas a subir se puede coger un funicular.

Otro lugar destacable es la plaza Soborna, que esconde la Catedral de la Transfiguración, totalmente reconstruida después de que Stalin la derribara. En el parque que rodea la catedral hay pintores callejeros. En esta plaza comienza la peatonal Derybasivska, donde hay mucha oferta para comer, cenar o salir de copas.

Por la noche fuimos a la estación de ferrocarril para coger un tren-cama a Simferopol, en la península de Crimea. Antes habíamos estado tomando vodkas con unos marinos ucranianos que nos invitaron en un bar y luego hicimos acopio de comida y cervezas para pasar la noche en el tren. Pillamos una considerable borrachera que compartimos con el resto del vagón hasta que la inconsciencia nos llevó a la litera en algún momento de la noche. El tren cama es barato y creo recordar que costó unos 20 euros.


Catedral de la Transfiguración de Odesa.


Pintores en el parque de la plaza Soborna.


La calle Derybasivska, la más comercial de la ciudad.


Estatua de Catalina la Grande.


Escalinata Potemkin.


El puerto de Odesa, desde lo alto de la escalinata.


Y la escalinata, vista desde el puerto.


Bonita escultura en la entrada al puerto.


La escultura se despide de algún marino.


Silueta del puerto de Odesa.


Avenidas adoquinadas recorren el centro.


Teatro de la Ópera y el Ballet.


Anuncio de Odesa, en un urinario público.


Museo Arqueológico.


Busto de un antiguo general soviético.


Económica forma de viajar en tranvía.


Iglesia Panteleymonivsky, en reformas.


La niebla cubre la estación de ferrocarril.

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