El Arenal


El Arenal es seguramente el destino más sobrevalorado de Costa Rica. Se sigue vendiendo como uno de los principales lugares de interés del país, pero la razón principal para visitarlo era ver la lava incandescente que manaba del volcán Arenal, un espectáculo natural que bajó el telón hará unos diez años y que ya no es posible de ver.

Ahora los turistas deben conformarse con ver la columna de humo que sigue saliendo del cráter, todavía uno de los más activos de Costa Rica, pero esa visión no es, en absoluto, comparable a las emociones que provocaban las antiguas explosiones de lava, un fenómeno que por las noches, cuando la lava era más visible, dejaba una huella imborrable en la memoria del viajero.

Sin embargo, a pesar de que el espectáculo de la lava se ha terminado desde hace años, los turistas seguimos llegando en masa a este lugar, cuya atracción principal sigue siendo el ahora menos atractivo parque nacional del volcán Arenal (entrada, 10 dólares).

El parque ofrece un sendero circular de unos 6 kilómetros por los alrededores de El Arenal a través de campos de lava solidificada y bosque tropical. El sendero llega hasta un mirador situado en el punto más cercano al volcán permitido para los turistas, porque no hay que olvidar que la actividad sísmica sigue siendo muy elevada y que está prohibido acercarse al cráter.

Desde este mirador se puede apreciar con claridad, siempre que las nubes lo permitan, la columna de humo que sale del volcán. También se obtienen desde aquí buenas panorámicas de la cercana laguna Arenal, el mayor lago artificial de Costa Rica.

La ruta por el parque se adentra luego en el bosque tropical donde es posible ver algunos animales. Nosotros nos encontramos con un simpático coatí y con una desagradable serpiente venenosa, muy abundantes en Costa Rica. También se puede contemplar un gigantesco ceibo, un árbol de 40 metros y 400 años de antigüedad.



Camino de tierra de camino al parque nacional del volcán Arenal.



Nuestro coche, solitario, en el parking de El Arenal.



Inicio del sendero por el parque nacional.



Rodeados de cañas en el camino.



Un paisaje ideal para encontrarte con una serpiente...



¡Y aquí la tenemos! Una serpiente venenosa agazapada entre las cañas.



Vista del volcán Arenal cubierto de nubes, desde el mirador.



Lava solidificada de viejas erupciones.



Panorámica de la laguna Arenal.



Un coatí rebuscando comida por el suelo.



La base de un gran ceibo de 40 metros de altura.


Otro lugar destacado es la catarata de La Fortuna, un potente chorro de agua fría y cristalina que se desprende desde casi 70 metros de altura. La catarata está rodeada de un frondoso paisaje y en el río hay varias pozas para darse un chapuzón. Suele estar muy concurrida y la entrada cuesta 10 dólares.



Vista del volcán Arenal, de camino a la catarata.



Sendero hacia la catarata de La Fortuna.


Catarata de La Fortuna.



La catarata de La Fortuna, vista desde su base.



El río desciende entre rocas bajo la catarata.



Pozas para bañarse cerca de la catarata de La Fortuna.


Pero la gran atracción del lugar, ante la ausencia de lava, es disfrutar de un relajante atardecer en los centros de aguas termales que se han instalado en los alrededores del volcán Arenal. Algunos son muy lujosos y caros, como las termas de Tabacón, pero también hay opciones para presupuestos más ajustados, como las termas de Baldi Hot Springs, a las que fuimos nosotros.

La entrada a las termas de Baldi cuesta en taquilla 51 dólares con cena incluida y 31 dólares sin cena. Sin embargo, casi todos los hoteles de La Fortuna venden entradas para las termas a precios mucho más económicos. A nosotros nos salió por 35 dólares, con cena incluida, comprándola en la recepción del hotel. La toalla y la taquilla para dejar la ropa están incluidas en el precio.

Las termas de Baldi ofrecen un montón de piscinas, jacuzzis y fuentes de aguas termales a diferentes temperaturas. Algunas son muy relajantes y otras, con toboganes para los niños, algo más ajetreadas, pero la experiencia merece la pena. La cena es un buffet libre bien surtido, sobre todo después de pasar varios días a base de casados, aunque las bebidas alcohólicas las cobran a precio de oro. Una cerveza cuesta 5 dólares.



Piscina en las termas de Baldi.



Otro rincón de las termas de Baldi.



Algunas piscinas se adentran en cuevas artificiales.


El volcán Arenal se divisa desde las termas de Baldi.



Detalle de la columna de humo que sale del volcán Arenal.


Otro lugar destacado es el Ecocentro Danaus, una finca privada en el que se pueden ver perezosos, mariposarios y ranarios, entre otros animales. Merece la pena, sobre todo, para ver las ranas dardo venenosas porque estos anfibios son tan pequeños que es muy complicado verlos por cuenta propia en plena naturaleza. Mariposas, perezosos y demás bichos sí que se pueden ver con relativa facilidad en otros lugares. La entrada al Ecocentro cuesta 12 dólares.



Mariposario en el Ecocentro Danaus.



Mariposa.



Plátanos al sol para que se alimenten las mariposas.



Otra bonita mariposa.



Un basilisco.



Rana dardo venenosa Blue Jeans, el por qué de su nombre es evidente.



Rana de ojos rojos, aunque es un animal nocturno se puede ver en el ecocentro Danaus.



Así se camuflan las ranas de ojos rojos durante el día.



Guatusa, un gran roedor muy común en Costa Rica.



También vimos un pequeño caimán al sol en el Ecocentro Danaus.



¡Y aquí nuestro primer perezoso del viaje! Bien escondido entre las copas de los árboles.


El pueblo de La Fortuna, situado a los pies del volcán Arenal, es donde se aloja la mayoría de viajeros. Fue tras la entrada en erupción del volcán Arenal, en 1968, cuando el pueblo empezó a recibir una avalancha de turistas en busca del espectáculo de la lava y pronto se convirtió en la meca turística de Costa Rica.

Aunque el espectáculo de la lava hace años que se terminó, sus calles siguen estando repletas de bares, restaurantes y agencias de viajes. Aquí es posible probar comida mexicana, barbacoas al aire libre o cenar sushi en un japonés, aunque a precios bastante elevados. Para cenas más económicas hay que recurrir a los casados de rigor. En la soda Víquez, que viene en la Lonely Planet, los sirven ricos y baratos.

Nosotros nos alojamos en el hotel La Choza Inn que, a pesar de su nombre, ofrece una excelente relación calidad-precio. La habitación doble con aire acondicionado, baño impecable, televisión y nevera nos costó 40 dólares después de negociar una rebaja con el recepcionista. Se puede aparcar en la puerta y desde el hotel se divisa el volcán Arenal.



El volcán Arenal se ve desde el pueblo de La Fortuna.



Calle principal de La Fortuna.



Otra calle de La Fortuna.



Iglesia de La Fortuna.



Parque central de La Fortuna.



Super Cristian, los supermercados más famosos de La Fortuna.



La habitación de nuestro hotel, La Choza Inn.



Último vistazo al volcán Arenal.

No hay comentarios