Viaje a Canadá con niños


Día 1. Madrid-Toronto
Día 2. Toronto
Día 3. Toronto (Cataratas del Niágara)
Día 4. Toronto
Día 5. Toronto-Ottawa
Día 6. Ottawa
Día 7. Ottawa-Parc Omega-La Mauricie
Día 8. La Mauricie
Día 9. La Mauricie-Cañón Santa Ana-Tadoussac
Día 10. Tadoussac-Quebec
Día 11. Quebec
Día 12. Quebec
Día 13. Quebec-Montreal
Día 14. Montreal
Día 15. Montreal-Madrid


El viaje
Después de un largo tiempo sin apenas salir de España debido al nacimiento en 2016 de nuestros hijos Bruno y Nico, una preciosa pareja de mellizos, este fue nuestro primer viaje al extranjero en mucho tiempo y, aunque ya habíamos estado en Tenerife con ellos, también fue nuestro primer gran viaje ¡con niños!

No hay duda de que viajar con peques es totalmente distinto porque el ritmo es mucho más lento y porque tienes que organizar las visitas en función de sus gustos: menos museos, más parques y columpios, etc. Pero eso te permite también disfrutar de las ciudades de una forma distinta y más pausada.

Elegimos Canadá porque es un destino que nos apetecía desde hacía tiempo y también por tener un sistema sanitario eficiente por si ocurría cualquier percance con los niños, que son dos terremotos de tres años imparables. Afortunadamente no lo hubo y el viaje fue perfecto. Los niños resistieron todo el trote que les dimos sin ningún problema y se lo pasaron genial. Canadá es también un destino muy kidsfriendly, con museos orientados a ellos, parques con animales, menús infantiles, etc.



Los peques, jugando con ciervos en el Parc Omega.


Transporte
Volamos en vuelo directo Madrid-Toronto con Air Canadá y regresamos desde Montreal con Lufthansa y escala en Múnich. Los cuatro billetes nos costaron 1.800 euros (los niños pagan a partir de 2 años).

Al principio nos daba un poco de miedo meter a los niños 9 horas seguidas en un avión porque son muy movidos, pero la verdad es que se portaron bien y durmieron buena parte del viaje (importante para que no lleguen con un jet-lag de narices). Además, con las pantallitas con dibujos animados, la comida a bordo y algún regalito que les hizo la tripulación para pintar, el vuelo fue más tranquilo de lo esperado.

En Canadá nos movimos en tren y en coche de alquiler. Los billetes de tren se pueden comprar en la web de los ferrocarriles canadienses Via Rail Canada. Si se compran con bastante antelación se pueden conseguir precios realmente económicos. Nosotros, por ejemplo, viajamos los cuatro por 130 dólares de Toronto a Ottawa y la misma tarifa de Quebec a Montreal. Si no consigues ofertas, el precio puede duplicarse o incluso triplicarse.


Tren canadiense en la Union Station de Toronto.

El coche lo alquilamos con Avis durante 4 días y nos costó 330 dólares, incluyendo seguro a todo riesgo, dos sillitas para niños y el extra de devolverlo en otra ciudad, ya que lo cogimos en Ottawa y lo dejamos en Quebec. Nos dieron un Mazda C3 nuevecito y con asientos de cuero, muy bonito, pero quizás algo pequeño con maletas y dos carritos infantiles.

Conducir por Canadá es lento porque las distancias son grandes y el límite de velocidad en autopista es de 100 km/h. No hay mucha diferencia respecto a ir por carreteras principales donde el límite está en 90 km/h.


Alojamiento
El alojamiento en Canadá es bastante caro en las ciudades, sobre todo si quieres dormir en el centro, pero fuera de ellas se pueden encontrar hoteles y moteles económicos que son muy prácticos si tienes coche.

Casi todas las habitaciones tienen nevera y muchas cuentan con microondas. Todas suelen tener cafetera y cápsulas para hacerte un café, lo que te permite ahorrar en desayunos si no lo tienes incluido en el precio.

En los hoteles podíamos dormir los cuatro en una habitación doble porque tienen camas grandes king o queen size de tamaño más que suficiente para dos personas.


Comida y bebida
Los restaurantes son bastante caros y a los precios que figuran en las cartas tienes que sumarles siempre los impuestos (sobre el 10%) y la propina (otro 10%), por lo que al final la cuenta se dispara. Casi todos los restaurantes que puedes encontrar en Canadá son de comida extranjera: chinos, indios, italianos, mexicanos, coreanos, vietnamitas... y de cualquier rincón del mundo que te puedas imaginar.

En Quebec, predomina la cocina francesa. Aunque uno de los platos más clásicos de esta provincia francófona es la poco apetitosa Poutine: patatas fritas con queso por encima y bañadas en salsa de carne. Una bomba calórica de colesterol y grasas saturadas.


Anuncios de Poutine en todas sus diferentes variedades.

Todas las ciudades también están llenas de fast-food, con todas las grandes cadenas de hamburgueserías y pizzerías presentes, y suele haber muchos puestos ambulantes donde venden perritos calientes.

Para ahorrar en comida (y seguramente en salud) siempre puedes recurrir a los supermercados, los grandes tienen una buena sección de platos preparados y puedes comprar fruta que de otra forma apenas vas a catar. Eso sí, la compra en el súper tampoco es barata.

La cerveza y el alcohol son también caros, sobre todo en restaurantes, donde difícilmente te tomarás una cerveza por menos de 6 euros, así que lo mejor es comprarla y tomártela en el hotel. Un problemilla es que en Canadá la venta de alcohol está muy controlada por el Estado y la mayoría de supermercados no venden ni siquiera cerveza. Para comprarla tienes que ir a las tiendas estatales LCBO donde se vende todo tipo de alcohol y los canadienses acuden a llevarse cantidades ingentes de botellas.



Licorería LCBO, en Ottawa.

El único inconveniente es que tienes que estar pendiente de los horarios, pues algunos LCBO cierran pronto, aunque hay otros que abren hasta las 22.00 h. La provincia de Quebec es la única donde sí se vende alcohol en los supermercados porque hace poco puso fin a ese monopolio estatal.

No deja de ser curioso que sea tan difícil comprarte una simple cerveza en un supermercado de Canadá y a la vez sea legal fumar marihuana en la calle y es que es fácil oler a porro en cualquier esquina de las grandes ciudades desde que el consumo recreativo de cannabis fue legalizado en 2018.


Ropa y clima
Preparar el equipaje para un viaje a Canadá en junio es sencillo y solo tiene una regla básica: mete en la maleta de todo. El tiempo es muy variable y puedes pasar de un caluroso día soleado a casi 30 grados, a un día nublado y lluvioso en el que no se superen los 13 ºC. Tienes que llevar ropa de verano, principalmente camisetas de manga corta (el pantalón corto es quizás más prescindible), pero también ropa de abrigo, como algún jersey, chaqueta fina o forro polar, a ser posible cortaviento. Abrigos gordos o anorak no son necesarios. También es útil el impermeable y un calzado que no se empape rápido porque suele llover bastante, aunque nosotros tuvimos bastante suerte con el tiempo y nos llovió poco.


Dinero
El dólar canadiense es la moneda oficial de Canadá. Más o menos, 1 euro equivale a 1,5 dólares canadienses (junio de 2019), una tasa de cambio favorable que hace que los precios no resulten prohibitivos pues estamos hablando de un país bastante caro. Los alojamientos y los restaurantes se llevarán la mayor parte del presupuesto.

Se puede pagar con tarjeta en todos los sitios, incluso para las compras más pequeñas, es una práctica habitual de los canadienses. Eso es una ventaja porque sale más económico pagar directamente con tarjeta que sacar dinero de un cajero, ya que te ahorras las comisiones del banco.

Viajando con niños el presupuesto se dispara y eso que con 3 años no pagan todavía en muchos sitios, como metro, ferries, museos y la mayoría de lugares turísticos que requieren entrada.

Billete de 20 dólares canadienses, con el rostro de la reina Isabel II y letras en inglés y francés.


Seguro médico
Contratar un buen seguro médico es indispensable viajando con niños y más en un lugar como Canadá donde te puedes hipotecar de por vida si tienes la mala suerte de tener que pisar un hospital. Antes de ser padres viajábamos con seguros muy básicos que puedes encontrar por 30 o 40 euros, pero con niños tan pequeños no puedes arriesgarte.

Contratamos el seguro familiar de Intermundial, que nos costó 279 euros sin la cobertura de cancelación de viaje (solo habíamos pagado los billetes de avión, así que tampoco era una gran pérdida si teníamos que suspender el viaje). Elegimos esta compañía porque cubre gastos médicos hasta 500.000 euros y el precio es competitivo (algunas aseguradoras cobran hasta 500 euros). No podemos opinar sobre si funciona bien o mal porque afortunadamente no tuvimos que usarlo.

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