Castillo de Himeji


Tras visitar la isla de Miyajima regresamos a Hiroshima para coger un tren Shinkansen rumbo a Kobe, nuestro siguiente destino, aunque por el camino paramos en la ciudad de Himeji para visitar su famoso castillo, el más impresionante de todos los que conservan su estructura original en Japón, ya que la mayoría son reconstrucciones modernas.

Himeji es ciudad de medio millón de habitantes, pequeña para los estándares japoneses, pero la mayoría de trenes de alta velocidad que comunican Hiroshima con Kioto, Kobe u Osaka paran en su estación, así que es sencillo hacer un alto en el camino para visitar el castillo. Desde Hiroshima a Himeji se tarda 1 hora y media.

Nada más salir de la estación se divisa en el horizonte, al final de una larguísima avenida, la imponente silueta del castillo. Para llegar hasta él se puede coger un autobús o dar un paseo de unos 20 minutos por esa amplia avenida que atraviesa el centro de la ciudad.



Estación de Himeji.



El castillo de Himeji se divisa al final de la avenida.



Montones de estatuas adornan la avenida que lleva al castillo.



Tienda de helados.



Seguimos caminando hacia el castillo.


El castillo de Himeji ha estado inmerso desde 2009 en un ambicioso proceso de restauración y durante muchos años estuvo cubierto por una cúpula, que lo tapaba por completo. Afortunadamente, esa cúpula fue retirada en la primavera de 2014 y, aunque las obras continuaban en marcha durante nuestra visita (agosto de 2014), pudimos contemplar su magnífica silueta en todo su esplendor. Eso sí, tan solo pudimos visitar los exteriores del castillo y alguna estancia interior porque el acceso al edificio principal continuaba cerrado por obras. Está previsto que los trabajos terminen finalmente a lo largo de 2015. La entrada al castillo nos costó 400 yenes (4 dólares).

El Himeji-jo, o castillo de Himeji, fue construido a principios del siglo XVI y es una de las estructuras medievales más antiguas de Japón que permanecen en pie. Popularmente se conoce como Shirasagi-jo, que significa garza blanca, por el impoluto color blanco de su fachada exterior, producto de la cal y el yeso que cubre las paredes.

El torreón principal tiene cinco pisos de altura y al estar situado sobre una colina proporcionaba excelentes vistas de los alrededores facilitando así su defensa en el convulso Japón feudal. Para llegar a la torre principal, que se eleva hasta 45 metros de altura, había que atravesar un complejo laberinto de fosos, pasadizos y muros, que contribuían a reforzar su defensa. Todo el recinto está rodeado por una gruesa muralla exterior y un gran foso.

Hoy día el recinto interior que rodea el torreón principal es un agradable jardín cuidado hasta el más mínimo detalle, que ofrece buenas panorámicas del edificio principal. En el jardín hay estanques y muchos cerezos, que en la época de floración se vuelven blancos como la fachada del castillo aumentando todavía más su belleza. Parte del sistema de muros que rodea el jardín se puede recorrer a pie. En la armería del castillo se conservan armaduras de samurái y otros pertrechos medievales.

El conjunto fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1993 y es uno de los Tesoros Nacionales más importantes de Japón. En un par de horas se puede visitar el castillo y regresar a la estación. Como curiosidad, decir que el castillo de Himeji aparece en la película de James Bond 'Solo se vive dos veces'.



Llegando al castillo de Himeji.



El foso que rodea la muralla exterior del castillo.



La impresionante silueta del castillo de Himeji.



Recorriendo la muralla interior del castillo.



Interior del recinto del castillo.



Armaduras de samurái en la armería del castillo.



Preciosa silueta del castillo de Himeji desde los jardines que lo rodean.



Una última vista del castillo de Himeji.


Escena de James Bond en la que aparece el castillo de Himeji.

2 comentarios:

  1. Simplemente alucinante
    No llegamos a este punto durante nuestro viaje, así que toca volver
    Abrazos

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  2. Hola Bleid, muy chulo el castillo de Himeji, y eso que todavía había partes en obras y no pudimos ver el interior de la torre principal. Su fachada exterior es magnífica. Un abrazo!

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