Shirakawa-go


El autobús de Takayama a Shirakawa-go tarda una hora y el billete cuesta la nada despreciable cifra de 2.400 yenes (24 dólares). En la estación de Takayama compramos también el billete hasta Kanazawa para última hora de la tarde porque teníamos pensado dormir allí esa noche y no queríamos quedarnos tirados en Shirakawa-go por falta de plazas. Este trayecto también dura una hora y el billete cuesta 1.800 yenes (18 dólares).

Shirakawa-go hace referencia a un conjunto de pequeñas aldeas de los Alpes Japoneses famosas por sus granjas rústicas con enormes tejados de chamizo, un peculiar estilo de construcción propio de esta región montañosa denominado gassho-zukuri. Estos rústicos tejados son perfectos para conservar el calor y resistir las enormes nevadas del invierno, en las que puede llegar a acumularse hasta dos metros de nieve.

La aldea más accesible de todas es la de Ogimachi, que es la que visitamos nosotros y la que más turistas recibe a diario. Casi siempre se suele hacer referencia a esta aldea con el nombre genérico de Shirakawa-go, incluso los autobuses que llegan hasta ella así lo indican, pero en realidad hay más pueblecitos similares por los alrededores.

La aldea de Ogimachi es muy pequeña y se puede visitar fácilmente en un par de horas, aunque siempre es agradable tomárselo con tranquilidad para disfrutar del aire puro de las montañas. También se puede pasar la noche en alguna granja, aunque el alojamiento es limitado y hay que reservar con antelación porque en verano se llenan muy rápido. Eso sí, hay que tener en cuenta que una vez cae el sol tampoco hay mucho que hacer más allá de contemplar las estrellas.

La mayoría de casas de estilo gassho-zukuri han sido reconstruidas y lucen un perfecto estado de conservación. Otras son de nueva construcción manteniendo, eso sí, el estilo tradicional de los tejados de chamizo. Muchas de estas casas han sido transformadas en tiendas y es que la aldea de Ogimachi está muy enfocada al turismo.

Hay tres o cuatro casas convertidas en museos que se pueden visitar por dentro y que albergan variopintas exposiciones de utensilios del campo, piezas de cerámica o telares de seda. Vale la pena entrar en alguna para ver cómo son las construcciones gassho-zukuri por dentro, con vigas de madera y cuerdas para sujetar los enormes tejados de chamizo.

En un extremo del pueblo hay un mirador sobre una pequeña colina al que se puede subir dando un corto paseo para obtener magníficas vistas de la aldea y sus alrededores. Para entrar en Ogimachi desde la parada de autobuses hay que cruzar un pintoresco puente colgante sobre el río.

Nosotros llegamos a Ogimachi sobre las doce del mediodía y estuvimos cinco horas hasta que cogimos el último autobús del día hasta Kanazawa. Nos dio tiempo de sobra para ver el pueblo de Ogimachi, subir al mirador y comer en un restaurante de estilo gassho-zukuri.



Puente colgante para entrar en Ogimachi.



El río Shogawa a su paso por Ogimachi.



Casa tradicional de estilo gassho-zukuri.



Más casitas con los característicos tejados de chamizo.



Calle principal de Ogimachi.



Casa gassho-zukuri transformada en tienda.



Otra mansión de madera con su tejado de chamizo.



Interior de una casa museo, que alberga antiguos telares de seda.



Madera y chamizo, los materiales empleados en el estilo gassho-zukuri.



Detalle de un tejado de chamizo.



Más casitas típicas de Shirakawa-go.



Graciosos espantapájaros.



Una pequeña cabaña de madera en medio de un arrozal.



Vista de Ogimachi subiendo al mirador del pueblo.



Una panorámica más amplia desde el mirador.

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