Luxemburgo

Panorámica de la ciudad vieja de Luxemburgo.



El Gran Ducado de Luxemburgo, ese es su nombre oficial, es uno de los países más pequeños del mundo con apenas 84 kilómetros de longitud entre sus dos extremos y con medio millón de habitantes, la mayoría residentes en su capital. Tiene su propia lengua, el luxemburgués, aunque todo el mundo habla francés o alemán.

Luxemburgo es también un paraíso fiscal dentro de la Unión Europea, curiosamente permitido por las autoridades comunitarias, y eso ha propiciado que las sucursales bancarias broten en cada esquina del país. Uno de sus museos más atractivos es el museo de la Banca, situado en el monumental edificio del Banco del Estado.

La renta per cápita de sus habitantes es una de las más altas del planeta, pero los precios no son prohibitivos como cabría pensar. Puedes tomarte una pinta de cerveza en un bar por 4 o 5 euros y cenar por 20.


Edificio Spuerkeess, sede del Banco del Estado.



Nosotros nos alojamos en el hotel Bristol, situado en el barrio de la estación, donde se encuentran los alojamientos más económicos. Hasta el centro solo hay 10 minutos caminando. La habitación doble con baño privado y desayuno nos costó 60 euros a través de la web de booking.

El casco antiguo de la capital luxemburguesa, declarado patrimonio de la humanidad, se levanta sobre una colina rocosa en la confluencia de los ríos Alzette y Petrusse. Sin embargo, su privilegiada situación defensiva no impidió que franceses y alemanes la conquistaran varias veces a lo largo de la historia.

Las calles adoquinadas del centro, repletas de bares y comercios, son muy agradables para pasear. La gran plaza de Guillermo II, presidida por una estatua ecuestre del susodicho, es el corazón de la ciudad y la sede del ayuntamiento. Los fines de semana se transforma en un mercado de flores y ofrece buenas vistas del doble campanario de la catedral de Notre Dame.


El campanario de la iglesia de San Miguel domina la silueta de la ciudad vieja.



Calle peatonal del centro.



Bonito rincón de la ciudad vieja.



Mercado de flores en la plaza de Guillermo II.



Catedral de Notre Dame.



Muy cerca de la plaza se levanta el Gran Palacio Ducal, sede de la realeza de Luxemburgo. Es un edificio del siglo XVI, pero que ha sufrido múltiples remodelaciones a lo largo de la historia. Al lado se encuentra el Parlamento.


El Gran Palacio Ducal.



Guardia vigilando el Gran Palacio Ducal.



El paseo de La Corniche, que recorre las murallas de la ciudad alta, ofrece excelentes panorámicas de los ríos y del barrio bajo, conocido como el Grund. Este antiguo distrito es uno de los más atractivos de la ciudad de Luxemburgo, con montones de cafés escondidos entre sus estrechas callejuelas. Aquí se levanta la colosal abadía de Neumunster. Hay varios ascensores que comunican la ciudad alta con el Grund.


Panorámica del barrio del Grund desde La Corniche.



Paseando por La Corniche.



La abadía de Neumunster, en primer plano.



Calle empinada en el barrio del Grund.



Casas junto al río Alzette, en el Grund.



Estrecha callejuela del Grund.


Más casitas junto al río.



Más lejos del centro se encuentra el Plateau de Kirchberg, un moderno barrio donde se encuentra el Tribunal Europeo de Justicia, la Ópera o el museo de Arte Contemporáneo Mudam. Los parques y bosques que rodean la ciudad son también excelentes lugares para pasear.


La ciudad vieja en primer plano y al fondo los modernos edificios del Plateau de Kirchberg.



Contrastes entre casas antiguas y edificios de cristal.



Frondoso parque en las riberas del río Petrusse.



La cúpula del Mudam se erige tras la fortaleza Thungen, del siglo XVIII.



Para llegar a Luxemburgo volamos al aeropuerto belga de Charleroi, con un billete económico de Ryanair. A la salida de la terminal se cogen los autobuses que van directos a la capital luxemburguesa. Tardan 2 horas y el billete cuesta 27 euros por trayecto.

6 comentarios:

  1. Hola,

    Acabo de leer vuestro artículo sobre Luxemburgo. Nunca he visitado el país, solo he estado de paso. Lo recomendáis para una visita de fin de semana? Que es lo que mas os gustó?

    Un saludo,
    Sonia.

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  2. ¡Qué recuerdos! Me encantó Luxemburgo, la ciudad pero aun más el resto del país. Tiene lugares preciosos que me sorprendieron muy gratamente.
    La única parte negativa es que me robaron el bolso con el dinero y toda la doumentación, perdiendo un tiempo precioso entre la comisaría de policía y la embajada. Nunca hubiera imaginado que me robarían en Luxemburgo con el nivelazo de vida que tienen.

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  3. Hola Sonia y MTTJ. La verdad es que Luxemburgo merece la pena para una escapada de un fin de semana. Solo pudimos visitar la capital, pero nos hubiera gustado poder recorrer el resto del país. Como dice MTTJ tiene sitios preciosos. Vimos fotos de algunos castillos chulísimos. Y vaya tela lo del bolso! Un saludo!

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  4. ¡Qué bonito! Me la apunto como escapada corta ^^

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  5. Hola Isabel. Para un fin de semana es un buen destino. Saludos!

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  6. Cartulina16/10/17

    Lo reservo para mi próxima pasada cerca de allí.

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