Aunque la Lonely Planet alucina con los encantos de Kilkenny, la verdad es que tampoco tiene ningún atractivo especial que la diferencie de otras pequeñas ciudades irlandesas, todas ellas igual o más bonitas. También es cierto que llegamos tarde y sólo pudimos callejear un poco antes del anochecer.
Destaca el Castillo de Kilkenny, los alrededores del río Nore, la catedral de San Canicio y el edificio del ayuntamiento, aunque lo mejor son los pubs de St. Kieran's street y sus terrazas, ideales para tomarse unas pintas.
Nos alojamos en el bed and breakfast Kilkenny, en Dean Street, muy cerca de la catedral de San Canicio. La doble con baño y desayuno nos costó 50 euros. Tiene párking.
A la mañana siguiente regresamos a Dublín para coger el vuelo de regreso a España. Kilkenny no es mal lugar para pasar la última noche porque en menos de dos horas te plantas en el aeropuerto de Dublín y casi todo el trayecto es por autopista.
Destaca el Castillo de Kilkenny, los alrededores del río Nore, la catedral de San Canicio y el edificio del ayuntamiento, aunque lo mejor son los pubs de St. Kieran's street y sus terrazas, ideales para tomarse unas pintas.
Nos alojamos en el bed and breakfast Kilkenny, en Dean Street, muy cerca de la catedral de San Canicio. La doble con baño y desayuno nos costó 50 euros. Tiene párking.
A la mañana siguiente regresamos a Dublín para coger el vuelo de regreso a España. Kilkenny no es mal lugar para pasar la última noche porque en menos de dos horas te plantas en el aeropuerto de Dublín y casi todo el trayecto es por autopista.










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