Guantánamo

Salimos pronto de Santiago en dirección a Guantánamo y llegamos a la ciudad en unas tres horas. La base naval de los americanos se encuentra unos 10 km al este de la capital de la provincia, en un pequeño desvío que es fácil saltarse. Allí enseguida te paran los militares a los que tienes que enseñar el permiso para visitar la base y la documentación. Un agente vestido de paisano se montó con nosotros en el coche y nos llevó hasta la cima de una colina por una camino sin asfaltar. Allí con un telescopio de fabricación estadounidense (eso les hace mucha gracia a los militares cubanos) se puede espiar a los yankis en su base naval. Se ve la bandera americana ondeando, los enormes todoterreno cruzando las calles y el campo minado que separa Cuba de la base.

Allí el militar nos invitó a un cubalibre, sabiendo que teníamos que seguir conduciendo, y luego nos despedimos de él. Continuamos camino hacia Baracoa por la costa sur de Guantánamo. El paisaje es impresionante porque es diferente al resto de la isla. Llueve muy poco y abundan los cáctus. Todo cambia, sin embargo, cuando se abandona la costa para cruzar las montañas que llevan a Baracoa. Entonces aparecen los cocoteros, el clima tropical, espectaculares montañas y el Atlántico.


La base naval americana de Guantánamo.


El extremo oriental de Cuba es muy árido.


Nuestro coche de alquiler, de camino a Baracoa.

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